El presente nos invita a danzar al compás de la existencia, a convertirnos en seres plenos que abrazan su temporalidad, eligen su destino y transforman el mundo con su creatividad. Heidegger nos recuerda que el Dasein (Statu Quo) no es pasividad, sino decisión, acción, creación. Es una parodia recurrente, un sueño narrado por escritores, cineastas, teatreros, artistas, pensadores y filósofos. Este aliento es vital para que la mayoría prosiga con esperanzas, dándole dirección a sus vidas.
Decidir, actuar, crear, forjar el propio destino no es tarea fácil. Es una obra de vida, distinta de dejarse llevar por la corriente del río, una opción que muchos eligen por temor al cambio, por falta de coraje, confianza o por la comodidad de no enfrentar desafíos. Prefieren resignarse y confiar en promesas vacías, en vez de enfrentar la realidad de frente.
Lo que uno siembra, cosecha. Este pensamiento antiguo sigue resonando en nuestra época, donde la crudeza y la arrogancia persisten. Con un 70% de la población viviendo en ciudades, los niños apenas conocen la vida rural. Pero en este nuevo contexto, tanto el engaño como la ética, la confianza y los valores están a la orden del día. Cada paso puede tropezar con una piedra, y la vigilancia supera a la confianza.
La rutina se convierte en una enemiga temida. Frente a un escenario cambiante e incierto, la movilidad y la prontitud en la acción son respuestas para evitar ser aplastados. Las tareas repetitivas oxidan la mente y nos mantienen estancados en el pasado. Por eso, seguir rutinas por demasiado tiempo puede llevar a la complacencia económica, o incluso a la ansiedad ante cambios repentinos. Actuar antes del caos es esencial, trazar el propio camino y no permitir que otros lo hagan por uno mismo.
Mojarse de vez en cuando es inevitable, pero nunca nos derrotará si tenemos la capacidad de sortear obstáculos y regresar a nuestras metas. Decidir es cruzar un punto sin retorno, un alivio después de reflexiones y dudas. Entrenar nuestra mente para estar alerta nos protege de ser presa fácil. Sin embargo, decidir implica abandonar la seguridad por lo desconocido, sin garantías de éxito. Debe ser una elección meditada, no basada en emergencias, sino en el deseo de crecimiento y cambio.
El camino hacia arriba es como una escalera, cada peldaño requiere esfuerzo, pero nos acerca a nuevas perspectivas. La ambición no necesariamente es por poder o riqueza, puede ser el deseo de explorar, aprender, viajar o simplemente escapar de lo cotidiano. La libertad es clave, nos brinda paz y nos aleja de los remordimientos. La vida es un viaje que puede ser corto o largo, dependiendo de cómo narramos nuestra historia. Nunca es tarde para encontrar esa libertad, para vivir con autenticidad y plenitud.
Mira Tambien: Estos Temas RelacionadosDrama, humor y misterio con la Expo Tea...En resumen, vivir es más que existir. Es decidir, actuar y crear nuestro propio destino. Es abrazar la libertad y enfrentar los desafíos con valentía. Es danzar al ritmo de la vida con una sonrisa en el rostro, celebrando cada momento con gratitud.
¡Viva la vida !
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