A Fabiola Vallejos la atrapó la literatura desde la edad de 14 años, naciendo así, su pasión por escribir, teniendo de compañía una libreta y un lapicero.
Es administradora en turismo y hotelería, también disfruta mucho del deporte de sandboarding y canopy.
Es narradora oral y escénica y estudiante de estética de manos, del Instituto Nacional Tecnológico de Nicaragua (INATEC).
Ha escrito una innumerable cantidad de cuentos infantiles que comparte con niños de una escuela cercana a su casa, también poemas como: «Óbito», «Amar», «Manicomio», entre otros.
Es un alma libre que ama el senderismo.
Fabiola Vallejos, nació el 30 de marzo del 2002 en Managua, Nicaragua.
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He aquí un cuento de su autoría:
HADAS Y ALAS
Había una vez un hada muy hermosa llamada Brillosa.
Los días parecían Rosa, en el pequeño campo donde vivía,
la libertad de sus alas la hacían invencible ante el viento.
Ella veía los hermosos paisajes que le regalaban sus alrededores.
Por otro lado, Rosa, hermana de Brillosa, un día volando chocó contra unos tallos espinosos de un rosaral,
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sus alas se lastimaron y sin volar quedaron, y sumergida en su dolor al ver a su hermana volando feliz por el cielo, una maldad contra su hermana tramó.
Todo estaba planeado, le pidió a un grillo malvado un veneno de sapo,
el grillo aceptó, pero polvo de hada pidió a cambio del favor.
Y así fue el grillo, llevó el veneno y Rosa le entregó lo acordado,
y con miel revolvió el veneno de sapo que a su hermana Brillosa iba a dar,
y Rosa la llamó y exclamó:
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¡Brillosa, te tengo un regalo!
A Brillosa le encantaban los regalos y su vuelo aplazó,
y Rosa con el fin de lograr su intención a Brillosa exclamó:
¡Toma este néctar que desde el cielo Dios te envió!
Cuando Brillosa estuvo a punto de tomarlo, un mensajero llegó a informar que a su madre Margarita enferma encontró.
Esto a las dos hermanas conmovió y de la misma tristeza a Brillosa de las manos el veneno resbaló y al abismo cayó.
Los días pasaban y mamá Margarita no mejoraba.
Rosa estaba muy preocupada, porque aquel día su envidia casi a su hermana mataba y estaba temerosa de su madre perder, por culpa de aquella acción tan cruel.
Brillosa lloraba y lloraba y al cielo imploraba que su madre mejorara.
Una noche una presencia iluminó a Rosa con esplendor, y una voz muy sonora le ordenó que a su hermana pidiera perdón o su madre se iría al cielo con Dios.
Llorando Rosa despertó a su hermana y abrazó y exaltada toda la verdad contó,
Brillosa que era tan buena a su hermana no guardó rencor.
Y ahí el milagro sucedió, su madre de su cama se levantó y a las dos un beso en la mejilla les dio, y su salud mejoró.
Brillosa desde entonces mientras volaba a su hermana cargaba, para que paisajes también mirara.
Esto es lo que las hadas nos enseñan, hay que ser niñas buenas, porque la envidia nunca es buena, mata el alma y la envenena.
Creativo, original y de una fantasía envolvente…