Hace un tiempo mi hijo mayor(27 años) anunció que se iba a desinstalar todas aquellas aplicaciones del móvil que le inducen al vacío, que le hacen perder tiempo y que no le aportan ningún valor para su vida.
El segundo de mis hijos (23 años) le siguió aportando un reto llamado “ayuno de dopamina”, es decir, no consultar el móvil durante periodos de una semana al mes para desintoxicarse de la adicción a la pantalla.
A todo esto mi hijo el menor(15 años) ha decidido sumarse a esta purga contra la contaminación informativa que nos satura, envilece y aliena convirtiéndonos en esclavos de tendencias marcadas por personas cuyo único interés es su propia libertad financiera.
Pareciera que está produciéndose un despertar en mi propia casa y lo paradójico es que ha venido de manera genuina de los más jóvenes sin que nadie los haya alentado, sino como decisión propia. Como si estuvieran preparándose para la gran distopía que se nos viene encima y tomaran cartas en el asunto desde ya, provocando lo que en este tiempo sería una verdadera revolución:
-desconectarse de las máquinas.
Los que creían que habían ganado nuestra atención tratando de producir una hipnosis colectiva teniendo a la población enganchada a lo virtual tal vez se equivocaban, porque en el fondo de las conciencia de una inmensa minoría ya está apareciendo la necesidad de alejarse de toda esa vida ficticia que se produce en las telarañas sociales donde parece que estás obligado a que todo te vaya bien y a que tu vida sea motivo de envidia y admiración profunda.
Tengo la intuición que dentro de unas décadas nuestros descendientes hablarán de la pandemia que asoló el planeta cuando apareció internet e inoculó en nuestro cerebro la necesidad permanente de recibir información. Sin duda los que dominan los hilos del mundo saben trabajar con nuestra curiosidad, nos ha ido entreteniendo y lo que es aún más patético han creado una estructura capaz de que los seres humanos pasemos horas pegados a una pantalla en la que unos pocos entretienen a una masa que anhela saciar una sed de conocimiento que de lo vulgar pasa a lo soez.
Mira Tambien: Estos Temas RelacionadosMi APOYO total “Trabajadores de las c...Confieso mi adicción a los podcast, a los audiolibros, a las aplicaciones para aprender idiomas y a la música con anuncios intercalados y me declaro desde aquí militante enfermo de esta gran epidemia que representa haber perdido el contacto con lo real para sumergirnos en consumidores de rayos catódicos e información basura,que muy pocas veces nos ayuda para nuestra vida cotidiana, convirtiéndonos en generadores de dopamina con poca capacidad de concentración para lo realmente importante.
En el ayuno que mi pequeño guarín está teniendo por decisión propia ha surgido su interés por la siesta, el paseo, el ajedrez y la cocina. Su exceso continuado de aburrimiento le lleva a experimentar territorios de ocio que no conocía e incluso a sentarse junto al fuego para conversar sobre cualquier tema que surja en el día. Ante este ejemplo no tengo más remedio que sumarme a su ayuno intentando que sea lo más prolongado posible en el tiempo hasta ser capaz de poder desconectarme de este Matrix que fue ideado sin duda para conseguir hacer obedecer a una masa de sumisos que aceptamos que poco a poco nos quiten lo que más nos dignificaba como humanos:
El contacto de alma a alma sin interferencias ni wifi.
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Totalmente de acuerdo. Enhorabuena por ese ayuno
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Buena iniciativa, aburrirse es el primer paso para poner la cabeza a trabajar en buscar nuevos entretenimientos. Enhorabuena
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