No, no me refiero a ese magistral tango que Enrique Santos Discèpolo escribió, allá por el año 1934 y que desde entonces tantos cantantes, de tango o no, han llevado a los escenarios, pero titulo así esta columna por que visto lo visto y a pesar de que no dista mucho de cumplir un siglo, es totalmente aplicable a este momento tan delicado y crucial que estamos viviendo.
Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé y no hacía falta que lo escribiera D. Enrique, todos menos los políticos parece ser, nos damos cuenta de que no vamos cara al aire y eso que lo peor está por venir en forma de crisis económica, que nos va a golpear tanto como la pasada o más. Pero la cosa no viene de ahora, viene ya de largo tiempo ha, desde que descubrimos que con un solo salario en una casa ya no podíamos comprar una segunda vivienda, tener un dinerito en el banco, pagar un colegio a los hijos y comprar un coche nuevo, salvo que fuera un salario bastante por encima de la media o un salario de político. Hoy con ese salario actual, no da ni para pagar un alquiler y mucho menos para pensar en tener una familia.
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro (ladrón), pretencioso, estafador y lo hemos podido ver esta semana más que otras en lo que está ocurriendo en el Congreso, en donde los traidores han votado en contra del que defendía la legalidad, los ignorantes han sido capaces de sentarse en escaños a los que si hubiera sido por oposición jamas hubieran llegado, los chorros siguen gastando nuestro dinero en medidas tales como colocar traductores de español para españoles, los pretenciosos salen defendiendo lo indefendible y demostrando que son más que nadie por ello y el estafador, ha sido incapaz de dar la replica a su oponente, seguramente para no tener que explicar porqué en junio, antes de las elecciones negaba la amnistía y ahora, por un puñado de votos necesarios para su sillón, ofrece la amnistia, la condonación de la deuda (con nuestro dinero) y todo aquello que ya negó en mas de una ocasión.
¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón! Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón y eso es lo que nos ocurre, que vestidos de político se nos presentan y los votamos y luego resulta que en lugar de señores son simples ladrones. Y no me refiero al “tito” Berni o a todos los encausados y condenados de uno u otro signo, me refiero a los que ahora nos están robando en nuestras narices la dignidad, la justicia, la Constitución y todo aquello que estamos construyendo desde el 78, olvidando el pasado, olvidando los bandos, los muertos, la destrucción, la guerra, para vivir lo más hermoso, la paz, la paz y una España de todos y para todos y que Zapatero primero y el mentiroso ahora se han empeñado en deshacer, en volver a crear dos bandos, en dividir y ahora lo peor de todo, en romper la ley y en demostrar que lo único que les importa importa es el poder y nada más.
Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha “mezclao” la vida, o lo que es casi lo mismo, socialistas, comunistas, independentistas, nacionalistas, herederos de los terroristas y alguna ralea más que por ahí andará escondida, en un “partido” con 15 grupos diferentes, cabe mucho, ahí se puede esconder el botín, el robo y hasta el muerto si me apuras. ¿Y todo ello como ha sido posible?, pues por lo dicho en parte anteriormente, por un partido en el que 122 personajes callan cobardemente ante los dictados de ese sátrapa que los dirige, 122 maquiavelos que miran su jornal (va desde los 55.000 hasta los 100.000 €) y no miran nada más, que tienen las tragaderas muy grandes, tan grandes como para aceptar una amnistia, para aceptar que un prófugo esté, en estos momentos, dirigiendo su partido, para hacerse fotos cuando es preciso con los que asesinaban a sus compañeros de partido o para ver como se expulsa del mismo a personajes ya históricos, que saben lo que es hacer partido y que aguantaron de pie los años de plomo en las Vascongadas. Diputados que son más polichinelas que otra cosa, que aplauden cuando les mandan, que votan lo que les mandan, que abuchean lo que les mandan y que parecen no tener ni personalidad, ni decencia ni vergüenza.
Siglo veinte cambalache, problemático y febril. El que no llora no mama y el que no afana es un gil. Y aquí va y resulta que no solo lo fue el XX, sino que el XXI parece serlo con más fuerza todavía. Gracias a este gobierno, todos los que han llorado han mamado, no han sido lagrimas, han llorado amenazas, han llorado votos necesarios para poder mandar y además se han ido creciendo con cada acuerdo logrado, con cada concesión alcanzada y no había más que ver a Rufián en su escaño, donde parecía mas un chulo putas del Paralelo que un representante político y es que este presidente que nos ha tocado en desgracia, entre los espionajes de Marruecos y su ego desmedido no está capacitado para gobernar ni su comunidad de vecinos, pero insisto, la iniquidad, la culpa, el peso de la historia no caerá solo sobre él, sino también sobre esos diputados del PSOE, de CC, del PNV, del BNG, etc. que por todo lo dicho anteriormente son incapaces de votar con arreglo a su conciencia. Eso si, el PNV lo pagará dentro de no mucho, probablemente y políticamente hablando, sea a corto plazo al que mas cara le cueste esta votación.
Y así estamos, asistiendo a este acto de desvergüenza, a esta pantomima política en la que tantos que deberían mirar por nosotros miran por ellos y es que, como dijo Santos Discèpolo… si es lo mismo el que labura, noche y día como un buey, que el que vive de las minas (putas), que el que mata, que el que cura o está fuera de la ley.
Fernando García, nacido en Valencia el año 57, el de la riada, estudioso y desde muy joven, comercial de la vieja escuela. Una vida viajera con amaneceres por medio mundo, noche en Brasil y desayuno en Buenos Aires, de todos los sitios y de ninguno al mismo tiempo. La radio metida en vena como pasión y la poesía como vida. Un libro escrito y miles leídos y entre todo eso, el amor y la escritura, en ese orden. Ahora y ya caminando hacia el otoño, vestido de primavera, vuelvo a este medio amigo a desandar caminos y volcar opiniones y recuerdos, pero siempre siendo yo y siempre fiel a mis principios. Espero nos encontremos mucho por aquí.
