¿Quién no querría un amor como los que vemos en el cine? Esos amores que comienzan con una cita nocturna y acaban convirtiéndose en el amor de tu vida, esos amores cuyos protagonistas terminan formando una una feliz y enamorada pareja.
Por supuesto, lo que ocurre en las películas, está diseñado para hacer creer al espectador que las cosas son más sencillas que en la vida real, que fallar en el amor es algo que es fácil que ocurra..
Por ejemplo, en las películas, el engaño se perdona por amor verdadero. La distancia nunca se interpone en el camino, y “conseguir a la chica” es primordial para todo lo demás, como tener un trabajo o mantener amistades.
A mi modo de ver, hay mucho que aprender sobre el amor en las películas, pero la mayor parte es lo que no se debe hacer en el mundo real.
Maquillar los deslices e infidelidades
Lo que más me molesta cuando hablamos de amor y relaciones en las películas es que en muchas de ellas, las infidelidades o como ahora se dice “deslealtades” tienden a salir ganando.
Una disculpa, algunas rosas y un giro de frase como “¡No significó nada!” o “¡Nunca volverá a suceder!”. tiende a cambiar el tono de la película, y se supone que todos debemos decir “AUH”, sentirnos bien e irnos a casa felices.
Sin embargo, en el mundo real, engañar a tu pareja es más difícil de perdonar y el dolor no desaparece con una disculpa y hace patente una falta de respeto a la pareja e incluso hacia uno mismo. Esa es la verdad del mundo real.
Una vida sana y feliz es aquella en la que te respetas a ti mismo y respetarte a ti mismo, comienza amándote a ti mismo.
¿Qué tal una historia feliz en vez de final feliz?
El verdadero amor no solo termina bien, se desarrolla bien de principio a fin. En el cine nos enseñan que todo vale si el objetivo es tener el chico o chica deseada al final, y que hay que luchar por la relación, aunque esta no tenga ya base para seguir. Pero esa no es la forma en que funciona el mundo real.
Evidentemente, siempre hay que intentar luchar por salvar nuestra relación cuando aún se está a tiempo, pero lamentablemente no siempre es así y hay veces que nos empeñamos en seguir peleando por aquello que ya está finiquitado y que solo nos va a traer más dolor.
Todo puede ser justo en el amor y la guerra, pero eso no quiere decir que el amor y la guerra deban sentirse similares. El amor debe hacerte sentir bien, feliz y realizado. Una vez que él, o la persona que te lo da, deja de hacerlo, es hora de seguir adelante.
Si una situación te hace infeliz, lo más probable es que continúe haciéndolo. No te quedes en una relación que se siente condenada solo porque crees que es lo que debes hacer.
Esperar a que llegue tu príncipe o princesa
Eso es un denominador común en todas las películas románticas. Siempre hay una trama en la cual el protagonista o la protagonista es un personaje que se gana la vida con esfuerzo, trabajando duramente, estudiando por las noches, etc., etc. y de forma más o menos casual conoce al típico chico o chica de buena familia, con dinero y encima super atractivos, que además se acaba enamorando perdidamente del protagonista y “lo rescata” de su monótona vida para disfrutar juntos de las mieles de vida
En la vida real, yo no digo que no pueda pasar algo así, por supuesto que puede ser…pero no es lo cotidiano, ni podemos dejar pasar los días de nuestra vida esperando que llegue nuestro príncipe o princesa a llevarnos a ese mundo de película, porque si lo hacemos corremos el riesgo de dejar pasar de largo a personas extraordinarias que podrían habernos hecho muy felices si les hubiéramos dado la oportunidad
Remedios Gomis
Love Coach_ Experta en Relaciones de Pareja
www.rgomislovecoach.com
