Recuerdo mis primeras votaciones, concretamente las de la segunda legislatura de nuestra democracia moderna. Te mandaban panfletos con las propuestas que hacía cada partido si salían elegidos. Luego, se esmeraban en cumplir a rajatabla los puntos “publicados” y asumidos por los electores.
Con las primeras grabaciones televisivas de políticos argumentado y prometiendo cosas en televisión, empezaron los videos de hemeroteca a desmontar que, muchas cosas de las que prometían, luego no se cumplían. Nos llegamos a acostumbrar tanto a esas falsas promesas que ya las damos por asumidas. Eso nos llevó a un descrédito de la política que se nota en los bajos índices de votaciones. Mucha gente dice “para qué voy a votar, si luego hacen lo que les da la gana”.
Y lo malo no es que lo piensen los votantes, lo malo fue cuando empezaron a pensarlo los candidatos y sus asesores. Así, casi sin darnos cuenta, llegamos a un estado en el que ellos dicen lo que haya que decir, que ya tendremos tiempo de cambiarlo después de haber ganado los votos. Y, aunque se le suele llamar “políticas populistas” a las de izquierda o derecha radical, la verdad es que ya la emplean todos.
Este mes tenemos elecciones en España. Todos se afanan en ganar su cuota de votantes. De qué manera, prometiendo cambiar las leyes que luego, muy posiblemente no puedan cambiar; pero que ahora les hará ganar cuota de simpatizantes. Hace poco escuché una frase de un candidato al Gobierno decir que “el no ha mentido nunca, lo que ha hecho ha sido cambiar de posición política”.Y, casi que le creo de verdad. Muchas veces, en política, las cosas se tuercen y hay que rectificar. Es lícito y sin forma de solucionarlo. Así que, puesto que nos hemos acostumbrado a que cambien de parecer y no pase nada, pues ya lo emplean como una forma de hacer política.
Y todos, todos, todos los partidos radicales o de centro. Populismo institucionalizado. Y puesto a ser populistas, les sugiero algunas propuestas con las que ganarían votos a manos llenas. Comprar 50.000 escaleras mecánicas en España para ponerlos en los barrios con muchas cuestas (los ancianos votarían en masa), cada 10 edificios poner un parque con mesas de ping-pong en el que se hará deporte por el día, por la noche para tomar cañitas y los fines de semana servirán para hacer picnics estudiantiles (para el voto joven), los días de más de 35 grados, se subvencionará a los bares y servirán cervecitas gratis (para el voto obrero) o una ley que impida el concepto de “mi marido me ayuda en casa” y lo cambie por el de “mi marido realiza sus tareas de convivencia” (para el voto femenino) . Peo no se les ocurra prometer que los que cobran el desempleo ayuden a la conservación de jardines o el cuidado de personas mayores, que restarían el voto; y los parados son demasiado votos.
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