
Tractorada. Episodio 2.

Actualidad.
Bueno, anticipando con el primer comentario, ahora viene la realidad aumentada con los eventos en caliente.
Todos los tertulianos de las cadenas de televisión hablan de todo y nada, los políticos quieren mezclar sus colores con los agricultores, hay los que acusen la falta de orden público y el derecho de circular, hasta los camioneros que piden el paso. Siendo una corporación que siempre bloquea las carreteras. Todos hablan de todo, pero ninguno va al grano del problema. Es extraña la sincronización de los mensajes de la prensa y telecomunicaciones.
Dentro de poco un ministro saldrá diciendo unas barbaridades para calmar el calor excesivo de los debates. Que la igualdad de trato con las importaciones, que el papeleo debe reducirse, que los químicos y las cosas conocidas.
Nadie habla de una vida digna, un trato justo con los precios pagados a los agricultores por sus productos y su trabajo.
De eso se trata. Lo principal. Pero todos miran de otro lado. Es extraño. Es decir que estamos todos manipulados por un frente dominante. Esto incluye los medios. Tertulias para enredarte, sembrar confusiones, mezclar conceptos, seleccionar los mensajes en directo. Orientar hacia una línea acordada. Lo sencillo, lo necesario, lo sensato está completamente olvidado. Enviado al trastero. Que impotencia. No se va a arreglar nada. Sólo van a regar de billetes un sector para acallar un rato más un desastre anunciado. A ver si pueden aguantar la legislación sin hacer nada.
Los agricultores no tienen problemas de supervivencia, tienen hortalizas para sus familias, huevos y gallinas. Trigo para hacer pan. Sus reivindicaciones son muy legítimas. ¿Por qué no se atiende?
Los tiempos han cambiados con el campo de miseria. Usan tractores de más de 20000 euros, conocimientos extendidos con el uso de fertilizantes y las leyes en vigor. Trabajan muy duró. Porque no se quiere pagar el precio justo. Porque su parte no está reconocida. Porque deben estar funcionando con pérdidas. Porque hay que asistirlos con subvenciones. Todo esto es una inmensa mascarada. Un sistema perverso. Ha llegado al límite. La tolerancia es ahora cero. Todos los parámetros están en rojos.
Político, industriales, distribuidores ha llegado la hora de repartir sus sucios chiringuitos. No es de incluir un socio más para esquilar las ovejas. Se trata de sacar la grasa de la vergüenza durante tantos años.
Adelgazar las pretensiones al detrimento del agricultor. Dejar de cobrar dos veces los productos a los consumidores finales con el pago sistemático de subvenciones que pagamos en diferido con impuestos. Toda una trama muy lubricada con el permiso de los políticos. Ahora hay una cadena muy corta. El agricultor y el consumidor. Entendemos que las cosas deben cambiar.
No vale servirnos un chupito para olvidar una realidad que no se sostiene más.
Los agricultores son gente de bien. Aguantan mucho. Pero cuando las cosas no van. Ellos no son como los charlatanes y habladores. Ellos no les importan los tanques y los fusiles. Las bombas de lacrimógenos. Van al grano y punto.
Esta vez, los políticos y sus socios deben hacer algo que conviene para ellos y nosotros los consumidores.
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