Tampoco quería morir ese día.
Un escenario común en la butaca de un cine. Curiosamente los videojuegos de forma extraña exhiben mucha violencia para los niños sin que nadie se inmuta. También hay casos reales, la fuente de inspiración. Las noticias, pero estamos bien protegidos por la pantalla de la televisión. Es muy posible encontrar atracos más sofisticados, escondidos detrás de otros motivos. Son como un virus que tocaría a todo Dios.
Voy a contarle una historia que pone en contexto la seguridad.
Cuidado con el refrán: el cazador cazado. No siempre salen las cosas como están previstas.Cenando con mi esposa, una tarde tropical en la hermosa isla de Trinidad & Tobago. Estábamos sentados en el comedor. Hacía dos años que llegamos, trabajando en la fábrica de alimentos de un grupo multinacional suizo. Toda una casa para nosotros con bananas, piscina, jardineros y todo. Una buena ventaja comparando a Europa y sus más duras condiciones laborales para nuestra edad de recién casados. Sólo faltaban niños para llenar esa casa muy grande para nosotros. Los ochenta felices. Se nos apagaron las luces, una vez más, teníamos unas velas siempre preparadas. El país estaba en pleno desarrollo con obras por todas partes. Eran frecuentes los fallos de energía, agua, teléfono, obras de carreteras, de todo. Es maravilloso estar aquí, todo en movimiento, crecimiento, felicidad de la gente con muy buen rollo. Parecía mucho estos años del boom de la construcción en España. Las fábricas de cervezas no daban abasto. Parecía una fiesta continua. La isla era como una colmena de abejas. Todos trabajando.
La inocencia de estos cinco felices años quedóenfriada por un evento de mucho susto.
Era posible que un empleado de la fábrica viniera a avisarme de un problema técnico ya que era el encargado de los servicios generales y el mantenimiento de toda la fábrica. La planta industrial estaba situada a unos trescientos metros de la casa. Cuando golpearon la puerta, la luz volvió con normalidad, fueron unos quince minutos de corte. Levantándome de mi silla para abrir la puerta pensando que venían a avisarme para ir a la fábrica con toda naturalidad.
El atraco. Salir de esto es un reto.
Aquí empieza el relato de un susto muy grande. Abriendo la puerta, tres hombres empujándome de forma muy violenta. Cayendo por atrás ahora sentado en el suelo, completamente sorprendido. Uno de ellos con una pistola apoyando mi cabeza. Cuanto más me apretaba, más me bajaba hacia el suelo como para retrasar lo inevitable. Raquel no pudo reaccionar y se quedó petrificada sin poder articular ni una palabra.
Fueron unos largos segundos, el tiempo para llenarme de adrenalina, mi cuerpo transitando en una máquina de matar. Sin pensar en nada, pero si, derrotar a este intruso atacando con un arma y yo sin defensa. Quizás el sexto sentido ayudándome a sortear el momento crítico. Ya confiaba en sus advertencias de hacer algo antes de la catástrofe. Se me salió de la nada un grito sobrenatural, tan agudo, fuerte, que aviso a los vecinos. Asustando también a los visitantes no deseados. De forma simultánea y fulgurante con un movimiento del cuerpo y uno de mis brazos apartando el arma de mi cabeza, que se cayó en el suelo con un ruido de apocalipsis. En la coordinación simultánea golpeaba una pierna del atacante. Un golpe seco, fuerte, contundente. Una clara fractura con un ruido característico. Un recuerdo pasado con una caída en moto. El grito de dolor era inequívoco sobre el éxito de la operación y la inmovilización de mi asaltante. Los dos otros con un escenario ahora más complicado decidieron salir corriendo. Mi estado de Superman no quiso dejar las cosas como estaban. Me llevo una silla de madera del comedor con una mano como si fuera una hoja de papel, corriendo detrás de ellos en la noche muy oscura con la intención de matar. Alguna fuerza sobrenatural debía tener. Una escena insólita, sin sentido, irrepetible. No había manera de seguirlos ya que estaban perdidos en la noche cerrada.
Estaba llorando como un niño.
Los vecinos llegaron, la policía, la ambulancia. La pistola era de un policía, se la robaron unos días anteriores. Tres ladrones de poca ambición solo querían asustarnos y robarnos algo. La pistola no tenía balas en su cargador. La justicia en las islas caribeñas de habla inglés condena duramente los crímenes con pena de muerte. Había pocos casos, muy disuasiva es la ley todavía en vigor. No sabíamos nada de esto. Cuando todo había terminado empezó a llorar como un niño, nadie pudo consolarme. La tensión volvió a su sitio. Estaba vacío, sin fuerzas, sentado en el comedor. Fue una reacción de sobrevivencia. Veía a mi cerebro explotar, mis sueños truncados, tan joven para morir. No quería que terminara de esa forma. Una situación donde no quieres aflojar y entregar tu destino al otro. Rechaza la sumisión total. La humillación. Con la posibilidad de violencia a mi mujer, nuestra integridad.
No fueron estos, mis pensamientos en ningún momento. Se piensa estas cosas luego cuando todo había terminado. Para alargar el relato. En realidad, sólo reaccionó por impulsión con segundos, quizás una fuerza viniendo del más allá, no lo sé. Una reacción fulminante, potente, una fuerza irresistible. Una fuga hacia la vida. Salió bien esta vez. Digo que hay que confiar en sus reacciones. Es una decisión del alma. No hay control aparente. Morir luchando no es lo mismo que morir por falta de suerte, debilidad, sumisión. Otros pueden comentar que es morir por estupidez.
Se suele decir, no reacciona, deja que te roben, evita que se enojen, entrega lo que quieren etc.
Un discurso de estado nos condiciona para aceptar la derrota, el todo incluido, lo absurdo. Se puede también esperar el momento para cambiar la mala suerte. El ataque, la sorpresa es la mejor defensa, un dicho muy válido aquí. Salvo que está vez salió mal por los asaltantes, cambiamos de roles. Cuidado, puede ser tan sorpresivo como puede pasar a todo un pueblo cuando todos los límites de la tolerancia están sobrepasados. Los agricultores y mañana todo un pueblo en la calle.
La vida en los países donde la delincuencia está acampando a sus anchas, necesitan ajustes con precauciones adicionales. No habíamos todavía incorporado estas variables en nuestra vida cotidiana. La lección fue muy dura, pero nos enseñó a cambiar nuestros protocolos de seguridad. Ser bueno ya no era suficiente en aquellos tiempos.
Todas las democracias no son iguales.
La libertad o la impunidad de delinquir puede variar mucho. En general a más precariedad moral o económica hay más casos. Sube la corrupción, los casos de estafas e irregularidades administrativas. Una falta de respeto generalizado. La violencia crece. La Guardia civil con sus mínimos, se hace ver con arcos y flechas. Ganan los delincuentes profesionales, el evento con el narco lancha y los dos guardias civiles muertos como último ejemplo. Un satélite puede ver una mosca volando y no pueden parar una lancha de 14 metros de largo en un puerto. Hay intereses ajenos a nuestras vistas de sobra para que continúen sus trapicheos. Prefieren molestar a un inmigrante en el metro. Hacerse ver cómo guardianes de las leyes frente a la mayoría.
La justicia es otra zona estratégica siniestrada.
Con unos atrasos tecnológicos que es tan obvio que solo sirve gratamente a unos pocos. El estado encuentra la manera de imprimir billetes a raudales, pero no encuentran un puño de billetes para arreglar el mal funcionamiento de la justicia. No es de recibir una democracia sin la justicia funcionando con celeridad y contundencia con independencia real. Años de decadencia continua. Siempre me preguntó por qué es así, a quien beneficia tal dejadez…
Lo mucho peor es que nos adaptamos a un entorno cada vez más hostil.
Pagando cuotas de Securitas Direct o Prosegur, o cualquier empresa parecida con un ojo a tu billetera. Puertas acorazadas, cerraduras y rejas, todo bajo llaves.Menos protegido. Primero nos metieron las cámaras y los vídeos para tranquilizarte, pero sobre todo aprovecharon para seguir tus movimientos. Utilizar datos estadísticos, tus frecuencias de compras, tu edad, tu altura, el gordo y el flaco, tus costumbres.
Mucho más que perseguir a unos ladrones. Una buena trampa tendida fueron estos movimientos fotográficos y cinematográficos. Un buen hachazo a nuestra privacidad. El uso masivo de datos. La seguridad como el gancho perfecto. Todos dijimos que sí.
La seguridad es como un iceberg, se derrite más rápido que el calentamiento climático.
Los valores del humanismo están plasmados en los libros que ya no se leen. Cortar por lo sano la delincuencia y el crimen como lo hacen ahora algunos países parece muy válido. De tanto esperar antes del horror. A ver si tienen éxito. Sin combatir el aumento de la precariedad y generar oportunidades de trabajo parece solo un apaño con sus megas cárceles. Un nuevo paso tranquilizador. Puede esconder otras intenciones. El guante de hierro tiene sus ventajas, el que lo tiene se transforma en un salvador de la violencia común. Pero la meta es rápidamente transformarse en un dictador. El cartel de la democracia fue remplazado por el autoritario. Aumenta sus detractores proporcionalmente. Nacen otras divergencias que perpetúan la desigualdad extrema. Nuestras democracias ya no son estados con mínimos aceptables. La miseria aumenta demasiado sin medidas preventivas. La riqueza no para de aumentar, pero sin ellos. Los esclavos trabadores modernos. Crea distorsiones y nuevos problemas de seguridad. Un círculo vicioso que ya se conoce en los países sin recursos. Porque regresar al punto de partida…las poblaciones no van a aceptar este trato, las clases trabajadoras, el trabajador pobre, ahora también con un serio mordisco a la clase media. Algo va a pasar seguro.
El reconocimiento facial.
Después de los vídeos y cámaras en las calles viene ahora otra capa de insolencia, el reconocimiento facial. Una trama europea recién rechazada, pero insisten con sus planes y finalmente la IA (inteligencia artificial) va a triunfar a ser autorizada con toda discreción para las policías europeas por el momento. El ” Big Brother ” está aquí para quedarse. El crimen y la delincuencia pueden crecer a su ritmo. Nada se hace para prevenirlo, reducirlo, todos los esfuerzos se hacen para perseguirlos. Una trama bien enseñada para convencerte. El mal ya está hecho. Luego te cuentan una vez más que es por la seguridad del ciudadano. Van a pescar algunos para tranquilizarte, justificar la inversión. Pero hay otros motivos más cínicos. El control de nuestros movimientos, la absoluta indiscreción sobre la libertad de movimiento. Los derechos de la privacidad son violados una vez más. La capacidad selectiva de identificar cualquier individuo por sus orígenes, sus opiniones, la posibilidad inmediata de eliminarlo si hace falta. La digitalización final. A ver si van a continuar llamando democracias con estos modales.
Se abre la puerta a la potencial criminalización de todos los ciudadanos de la EU.
El control de las masas. Aniquilar la oposición. Cualquier cosa. A nadie le gustan las macro granjas, el pollo que come sus excrementos, alimentarse con goteos y raciones diarias. El seguimiento del peso a diario. Tampoco el cultivo intensivo con fertilizantes y químicos de todo tipo. Comer transgénicos. Parece que nos acercamos a los mismos métodos para nosotros. Un mundo diminutivo y no hará falta cárceles gigantescas. Estaremos encarcelados desde el nacimiento sin barrotes. La globalización sigue sin respetar nuestras diferencias. La meta es que seamos todos iguales, sin poder decidir lo que vamos a comer, hablar, opinar, disfrutar. Un panorama lleno de seguridad reforzada para que los ciudadanos rebeldes sean identificados y puestos fuera de combate de manera quirúrgica. Silenciosamente sin rastros. El miedo como nueva fuente de preocupación. Un extraño silencio de los medios sobre un asunto tan relevante. Prefieren contarnos un robo en una panadería.
La amnistía o comer gratis en la mesa.
Otros quieren modificar la constitución para invitar a la impunidad de sentarse en la misma mesa de familia sin pagar su parte. Nacen entonces peleas entre todos. Batalla campal sin vencedores. El odio se empadrona del lugar. Que desgaste inútil.
La familia sigue aquí. Romper un país para hacer un rompecabezas en mil partes no lo hace más fuerte. No hace falta ir a la universidad para darse cuenta de que estos políticos de cualquier color político no son capaces en sus puestos. No cabe ni un tonto más. Cambiarlos es urgente.
La vuelta a la sensatez de todo un pueblo, perdido con tantas confusiones sería un buen paso sin la sangre corriendo por las calles. La EU consolidada, la globalización o la fragmentación. La tira floja de un camino cada vez más tortuoso con muchas espinas. El atraco y la seguridad son palabras con muchos sentidos diferentes.
Feliz vida.
