En esta columna comentaba varias veces la exageración, el abuso, la falta del sentido común, con prácticamente cualquier ámbito de nuestra sociedad. Un desgaste que es ahora imposible de tapar con vaselina. Un día son los aviones, los tractores, los contenedores, los camioneros, las enfermeras, hasta la policía para decirnos que la seguridad se debe pagar también con sueldos más altos. El que protesta siempre gana una partida en millones de euros. Tapar las bocas y al siguiente. El gobierno y la EU desembolsa miles de millones como si fuera agua del grifo. Imprimen billetes, nos endeudan por la puerta de atrás. No solucionan nada, tapan huecos con dinero, acallan la rebeldía de muchos sectores. Esto no va a tener un final feliz. Nadie pone el puño sobre la mesa.
Hasta ahora, muchos temas conflictivos eran de orden técnicos, de bienestar, de abusos manifestados. Sectoriales y fragmentados. No le interesa a nadie, pero molesta a todos. Los temas y problemas de la agricultura y pesca siempre están, pero escondidos debajo de la alfombra con los ministros y las reglamentaciones cada vez más engorrosas. Subvenciones de todo tipo. Negociaciones entre entendidos. El agricultor ni lo invitan a la mesa. Toneladas de reglas y libros de leyes, obligaciones y empleados públicos para supervisar un mar de papeles. Una estafa pública
Sin comida no hay vida.
Estos días de confusión, una demostración de enfado generalizado.
Los agricultores no son gente violenta, aguantan cualquier cosa más que un urbanita perfumado sin músculos.
El hasta hemos llegado, es una larga paciencia de gente que no da más. Golpeados desde hace demasiado tiempo.
Abusos técnicos con maquinarias y tractores sobre dimensionados para endeudar todo el sector. Presionarlos con un uso dirigido de productos químicos, fitosanitarios al precio del oro porque no…. Si las subvenciones van a pagar estas facturas privadas. Un muy buen negocio. Tu solo paga varias veces el precio real de una hortaliza, un pescado o un bife de ternera. Toda una trama para luego obligarlos a los del campo o del mar de pedir ayudas para sobrevivir o peor obligados a vender sus tierras o barcos a grandes tenientes. La especulación agraria existe con fondos acaparando las tierras. Ellos con sus cultivos intensivos, con goteos de agua, producción todo el año pero que lloran para más. Pasarse de bueno. Están más cerca de sus cuentas bancarias que de ofrecer un techo digno a sus trabajadores jornaleros. Te venden sus productos con label de autenticidad, una vaca en el pasto verde con montañas de fondo.
Mira Tambien: Estos Temas Relacionados
Todo está torcido por todas partes. Los camioneros y transportes ayudan a hacer crecer la bola de nieve.
La agricultura se transformó en un negocio muy sucio, contaminante, sin piedad para el agricultor. Un poco más les tratan de irresponsables. Es un hombre solo sin que nadie le escucha. Es manejado por tecnócratas sin escrúpulos, no tienen idea del mal que están haciendo. Son capaces de enviar un calabacín ecológico embalado en plástico desde Almería hasta Berlín con camión refrigerado. Cosechado por sudaneses en las granjas intensivas cubiertas de plásticos. Se puede ver toda la zona por satélite. Esto no se le ocurre a un agricultor.
El sistema de subvenciones es el colmo. Directamente todos pagamos parte del producto que consumimos de manera diferida con los impuestos estatales. O sea, pagamos el producto, el IVA, y las subvenciones. También el transporte intercontinental y los beneficios de tantos intermediarios. Luego te meten inflación sin compensaciones de sueldo en su totalidad.
Sinceramente, yo creo que todo esto nos va a explotar a la cara algún día de estos. No veo nada que tenga un sentido común.
Sólo vemos bancos forrándose, políticos hablando en su burbuja, pero si endeudando el país, corporaciones cada vez más grandes, la eliminación sistemática del buen sentido de las cosas. Una dirección unilateral, autoritaria que nos envíen todos en el muro con alta velocidad.
Los problemas de la agricultura surgen por un grito de gente con sentido del bien. Los pequeños propietarios tienen respeto por la tierra y su importancia. No son esclavos modernos. Es otra cosa. Tienen ese respeto que añoramos todos. Convivir con la naturaleza, entenderla. Esperarla, respetar sus exigencias, no quieren que sus árboles produzcan mil toneladas más, porque a un químico se le ocurrió.
Mira Tambien: Estos Temas Relacionados
Toda esta logística, estas movidas, quieren que comamos de todo todo el tiempo. Es una lógica e imposición industrial. Igual que el uso de un SUV en las ciudades. Una barbaridad económica y ecológica.
Si nos gusta tanto la tortilla, por lo menos deberíamos poder mover todos estos kilos localmente. Cabe recordar que España también importa frutas y hortalizas de Francia y en concreto 809.239 de toneladas sólo de patata en 2022. Un limón cuesta al árbol 0,20 Euros el kg. En el supermercado cuestan 1,85 euros. Los negociantes quieren pagar 0,15 al productor y no se cosechan. Que ridiculez. Algo va mal. Muy mal. Te dicen que no hay que tirar la comida de la casa y nadie mueve un dedo por tantas barbaridades que se puede constatar en los campos. La distribución dictando sus márgenes y alterando los ciclos de la naturaleza. Por un puño de euros. Malditos lucifer.
Agricultura, pesca son sectores estratégicos de supervivencia. Este básico bien debería ser un prioritario en la mente de todos nosotros. Pagar más para los productos no es aceptable. Una constancia siempre aplicada. El que come paga. Pagar por la usura de aprovechadores. Todo está torcido. Toda la cadena de distribución debe ser revisada. Los intermediarios y los abusadores puestos fuera de combate, no es aceptable la situación actual. Basta ya de considerar el agricultor como el último de la cadena, el menos preciado en su labor. El oro, es el que lo tiene en sus manos. El consumidor sabe muy bien quién tiene los beneficios de la vergüenza. Viene el tiempo de tomar posiciones.
