Post verdad, DANA
El antes y después es tan desproporcionado que la misma tolerancia está a prueba.
La furia de la naturaleza nos ha sorprendido ya tantas veces con el agua, el viento, el terremoto y el fuego que deberíamos haber entendido sus mensajes. Ella no habla tanto como los políticos, actúa siempre para advertirnos que no somos los dueños del lugar. Como no sabemos hacer caso a sus protestas, ella aumenta sus intervenciones. Nos da una paliza, de esa que duele. En otros tiempos era como cuando el profesor pegaba la cabeza con una regla. Enseguida uno se volvía más cooperante. Hoy nada de eso, se desobedece todo. Cada uno tiene un relato diferente. Se construye en zonas inundables, no se limpian los cauces de los barrancos y ríos que luego provocan tapones en los puentes aumentando las destrucciones. Son ahorros de presupuestos para proteger poblaciones, es moralmente discutibles. Otros dicen que es muy bueno dejar todas estas cañas y malezas para ralentizar el caudal. Un acto de preservación ambiental. Todo este tejido verde se va igual con un potente caudal, ensuciando finalmente las costas y playas. Otro coste millonario para limpiar. Lo peor es buscar a las víctimas. No se escuchan los consejos de la ciencia, los especialistas, los patriarcas.
Todo está muy fragmentado. Un reflejo de nuestra sociedad. Cuando vienen los problemas serios, hay muchos reyes con sus carrozas, pero nadie quiere ser el responsable.
Cada vez que hay una desgracia se vuelve a cometer los mismos errores.
No aprendemos a respetar las reglas básicas de la naturaleza, tampoco se consultan los archivos históricos como si fueran historias aburridas. Se cree que los satélites, los datos, el teclado son muy superiores. Se confunde lo virtual con lo real. La inteligencia artificial está tomando el relevo para más previsiones. Adelantar lo que viene, acelerar las velocidades de las cosas.
Sin embargo, completamente incapaces de seguir en vivo una riada excepcional tomando su origen a kilómetros de distancia. Una amenaza muy local. Avisar a los que viven río abajo de un peligro inminente y real parece un acto sencillo. Cosas visibles y peligrosas. Tener el poder de salvar vidas con seguridad es un honor, pero girar la cabeza es muy cobarde. Nos enteramos también de que una presa estaba en riesgo de romperse. Insólita noticia con un pronóstico catastrófico y horroroso. La fiabilidad técnica deficiente revelada en el apuro. Hay más negligencias que hablar...Estos políticos no son muy listos y por lo visto tampoco se reconocen en el espejo.
Esa desconfianza en las instituciones deben ser cosas de los bulos y del fango. Si no, que me lo expliquen.
Se olvidaron del teléfono, de la moto, no hacen caso de las advertencias y no cambian sus agendas por causa mayor. Se inventan cortes técnicos. El jefe como una bomba atómica es el que debe ordenar el aviso de emergencia, pulsar el botón. La madre del cordero llegando con toda su furia no espera. No avisaron a la población a tiempo de un desastre anunciado desde hacía varias horas por los meteorólogos, tampoco avisaron lo que pasaba en Utiel, Requena o Chiva que está a unos 30 km de la zona de máxima destrucción. Llegó la alarma después de que las poblaciones tenían el agua al cuello. Los muertos no pudieron salvarse. No se puede creer una cosa así en nuestros tiempos. Se llaman incompetencias de varios niveles acumulados desde años, sabiendo los riesgos de la región con la DANA o llamado gota fría antiguamente. Cambiar de nombre no moderniza el asunto en absoluto. Protocolos administrativos que no fueron enseñados a la población. Hubo batallas de competencias entre varios cuerpos, los políticos con sus partidos antagónicos, un nido de serpientes ocupadas para proteger sus competencias. Muchos protocolos y papeles mientras murieron mucha gente. La capacidad de reaccionar, sobre todo de organizar las situaciones extremas fue un absoluto desastre. Fue un testigo de primera hora como voluntario durante una semana en las zonas afectadas. Se entiende la catástrofe natural de gran magnitud, se entiende lo extraordinario que fue, pero no se entiende la manera de actuar antes, durante y después del desastre. La rabia se apoderó de la población. La onda expansiva salpicando también al estado central. Toda la cadena de mando está con fallas. Muy bonito desde fuera pero deficiente desde adentro.
Ahora, todos se pelean para tener la razón, una actitud defensiva, manipuladora, mentirosa, miserable. Un espectáculo ridículo. Demuestra aún más las incompetencias. Quieren ahorcar a un culpable para dar el ejemplo. Pero hasta eso no son capaces de ponerse de acuerdo. Nadie quiere perder los privilegios, las golosinas.
Hoy y ayer los científicos, meteorólogos, técnicos hacen previsiones, reportes, advertencias. Proponen proyectos preventivos, correctivos. Un montón de gente en realidad financiada por el estado. Las ciencias progresan con nuevos datos y tecnologías cada vez más precisas. Con todo este bagaje, ellos no pueden ni siquiera pulsar un botón de alarma, solo informar.
Los políticos con sus oscuros mandantes tienen otros planes para nosotros. Son unos turbos capitalistas sin alma. Solo le interesan el dinero. Ellos pueden decidir si/no se hacen las inversiones necesarias. Todavía no entienden que es más económica la prevención que la reconstrucción después de una catástrofe. Como la lotería, especulan que no les van a tocar una desgracia durante sus mandatos.
Los riesgos son ampliamente documentados. Sorpresas ningunas. Los deberes hechos por los profesionales. Las decisiones las toman los políticos.
Se ha hecho muy poco para rectificar lo previsible.
Es difícil hoy agradecer a Franco por la desviación del cauce del Turia. La última buena, eficaz referencia para evitar desastres en la región. Cuando viene una paliza que duele, los políticos de turno quieren no paran de hablar, confunden, acusan a otros, ponen el ventilador en marcha. Ni siquiera se disculpen de tanta estupidez. Quieren salvar sus asientos antes de rezar por los desaparecidos, pedir perdón, ofrecen reparar los daños con el dinero que no es suyo. No tienen dinero debajo del colchón para las emergencias, van a mendigar créditos al estado. Imprimen unas maletas de billetes nuevos para calmar la indignación. Hacen promesas que nunca van a cumplir. Los costes de la reconstrucción en los mismos sitios prohibidos les vienen muy bien. Rendimiento máximo a corto plazo. Es en realidad un muy buen negocio. Un cinismo propio a lucifer. Políticos fallidos, de calibre menor. Muy lejos de que debería ser un estadista.
Cuando viene la desgracia, toca a la gente, las familias, las casas, la educación, el trabajo, los negocios, los campos, las cosechas. Se pierden muchos sueños, esfuerzos, cosas que no se pueden recuperar. Lágrimas por un ser querido desaparecido. Un castigo injusto y duradero provocado por decisiones políticas difíciles de compartir.
Los medios de comunicación no paran de informarte con un fondo de música triste. Todas estas historias de desesperación, perdida de seres queridos. Gestos heroicos, voluntarios y la solidaridad bienvenida. Informan, anestesian, las dos a la vez. Las carencias estatales a la vista de todos. Pero enseguida te enseñan las maquinas del ejercito trabajando. Un helicóptero llevando botellas de agua, un bombero cansado, una ambulancia corriendo, un policía cuidando a una anciana. La UME patrullando. Parece una propaganda de la Cruz Roja. También ya están, las ONG en el centro de Valencia recolectando fondos para pagar sus sueldos. Los negocios de la miseria ya están funcionando. Son más rápidos que la alarma. Cuando se esperan acciones legítimas del estado, estas no llegan, muy tarde, días después. Un fallo garrafal por mucho que se quiera tapar.
Todos a su bola de manera independiente.
La UME, el ejército, los bomberos, los varios cuerpos de policía, los políticos, los voluntarios, las ONG, todos a su bola. Los privados con sus maquinarias pesadas son los primeros en actuar. Había de todo, pero sin organización aparente. Unos cinco días después comenzó la reacción efectiva, visible. Demasiado tarde, impropio de un estado que pretende ser avanzado.
El cuarto día como voluntario ayudamos a una anciana sin asistencia de su segundo piso, un coche tapando su puerta. Los básicos de emergencia no estaban disponibles durante los primeros días. Las soluciones reales de emergencias eran proporcionadas por la población misma.
Fueron los voluntarios que hicieron la diferencia con sus acciones inmediatas. No es de recibo cuando hay tantos recursos estatales disponibles.
Lo que va a costar ahora es reconstruir una nueva vida para la región. Los impuestos que pagamos todos, estos miles de millones no van a aparecer así de fácil. Más de veinte días han pasado, lo que hay es un río de palabras, procedimientos, colas, papeleos sin ver un duro. Hay muchas familias sin techo, lo perdieron todo. Miles de empresas paralizadas. Colegios cerrados, soluciones educativas muy débiles. Es grave la situación. Muchas alcantarillas siguen tapadas. Problemas de salud pública amenazando.
El gobierno agita a sus ministros para lanzar algunas esperanzas, millones que van a llegar pronto dicen a los periodistas. Te anuncian que van a dar dinero de inmediato sin decir que hay que devolverlo. Que los seguros van a actuar rápido sin decirte que tú coche no vale ni un euro. Cuando vas al banco en tu zona de tragedia, siguen con sus horarios de atención incómodos, te dicen que hay que hacer una cita previa. Pero no atienden las colas. Tampoco saben atender emergencias de sus propios clientes. Las empresas son devastadas, privando retomar las actividades de inmediato. El estado juega con garantizar avales con los ICO, también hay que rembolsar estos créditos. Nada cambia realmente. Se siembra mucho humo de colaboración, solidaridad, un sentimiento de unión. Los medios de comunicación están haciendo el rol de enfermero y psicólogo durante unas semanas para calmar la indignación. Que no vaya a levantarse el pueblo contra estos políticos ineptos. El Rey sabe de qué va esto.
De gente incompetentes el mundo está lleno. Pero, en realidad, es digno de lástima.
La lección se carga con muchas muertes. Era evitable la hecatombe. Ahora se espera un despertar para establecer protocolos menos complicados. Con un mando decidido. Los profesionales entrenados son muchos, equipos de todo tipo muy modernos, todo brilla con las dotaciones y uniformes nuevos. Los sueldos de clase media y buen pasar. La parte técnica está muy bien cubierta. Hay más medios técnicos, jefes y doctores, remedios de todo tipo. Protocolos que son libros enteros de prescripciones, notas y uno se pierde con tantos papeleos. Se esperan más medidas de prevención para disminuir los riesgos físicos de catástrofe. Un desequilibrio intencional que pone a prueba el valor real entre el humano y el dinero. Por el momento va ganando el dinero.
El punto negro del asunto es la política, pero nadie multa a nadie. No hay un Navarro para sancionar a estos kamikazes. Algo va mal. Prefieren multarte por pasarte de 30 km/h en una Avenida de cuatro carriles.
El individualismo, está plaga invasora también afecta el estado. Cada cuerpo de seguridad con sus cosas, sus jefes y sus presupuestos. Parece que ni se hablan entre ellos.
La coordinación es el elemento ganador de estas situaciones.
Fueron evidentes los muchos muros de Berlín existentes en la ocasión. Perverso y a la vista de todos. ¿Ahora qué? El presidente de la Comunidad Valenciana no dimite. Otros quieren echarlo por la borda. El fango no desaparece y sigue lamentablemente en los despachos. Nada nuevo en la política cada vez más lejos del pueblo. La Democracia vacilando.
La reconstrucción es un tema difícil de evaluar ahora. Habrá ganadores y perdedores. Mucha gente honesta se va a quedar sin nada para seguir adelante. Abandonados. Pero Ford o Volkswagen seguirán recibiendo subsidios millonarios. Nadie sabrá dónde van a parar los cien millones del Señor Ortega, de los muchos otros donantes. Gestos de paz social con luego siempre muchas dudas sobre la administración de estas donaciones y sobre todo sus destinos.
No existe otro ventilador salpicando billetes en los pisos destruidos. El dinero vale más que el corazón, el alma, la humanidad. Hay muchas manos sucias en lugares equivocados.
Que los fallecidos sean los héroes de los cambios. No olvidaremos sus sacrificios.
Viva la vida.
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