No sé, en qué momento de la historia, nos hemos dejado comer la tostada. De verdad que nunca he estado, ni de lejos, cerca de ser una persona que toma decisiones políticas que se convierten en trascendentales para la marcha de este país. Tampoco quiero estarlo, por ahora, porque partidos para ponerme en las listas sí que han mandado a sus asesores a “tentarme”.
Pero es que no me cabe en la cabeza que personas a las que elegimos como nuestros representantes, no se den cuenta de cosas que son tan obvias. Depender de la tecnología de los mercados asiáticos es de esos errores que te comentan en primero de la carrera que no debes cometer. Pues en ello estamos. Si la informática maneja nuestras vidas y Asia controla la fabricación de los componentes informáticos. Les dejo a ustedes que resuelvan la proposición lógica transitiva.
Ahora que, con la pandemia, todos los que estamos vacunados tenemos el microchip instalado en forma latente, esperando a darnos instrucciones; seremos soldados orientales cuando al que manda apriete el botón rojo que nos activa. En caso de una guerra mundial, todos los vacunados vamos a depender de un chip fabricado por el gigante asiático y le va a mandar órdenes a nuestro cerebro. ¿Y por qué? Porque el microchip está fabricado “made in China”.
A ver si, ya va a ser verdad que los dirigentes europeos le han visto la piel al lobo. La noticia es que se empezarán a fabricar semiconductores con tecnología europea con el fin de minimizar la posición estratégica suprema que tiene la industria del “más barato”. Mas de 8.000 millones de euros para eliminar esta dependencia. Que, viendo como son los presupuestos de defensa, pues hasta barato me parece eliminar un riesgo como el que, irónicamente, pongo al principio de este párrafo.
