Nadie se queja, están controladas por cámaras, sensores. Van administrando la rabia. El nivel de tolerancia. Calculando la miseria. Hay colas para todo ahora. En las tiendas, las cajas del supermercado siempre están con varios puestos sin personal, cualquier transporte, el correo, sacar un billete de la suerte, cinema, citas administrativas, colas por cualquier cosa.Ya nadie imagina que podrían desaparecer.
El silencio del enfadado.
También se crean narrativas de escasez voluntariamente para aumentar los precios. Vamos corriendo a comprar algo porque te anuncian que va a ser más caro o que van a faltar. Siembran la ansiedad a profusión. No hay indignación o quejas formales. Solo murmullos. Aceptamos todas las colas. Don millones de horas como los atascos del tráfico. Te roban tu tiempo de manera institucional. Las empresas presionan a sus empleados con menos recursos para atender a sus clientes. Pero nos dicen que somos la absoluta prioridad. El cliente es el rey. Ganan mucho dinero solamente con nuestra paciencia y el tiempo perdido en las colas.
La libertad controlada.
Mucha electrónica efectiva y muy productiva en paralelo de una regresión clara a nuestro capital de horas de libertad y de privacidad. Algo raro pasa en el equilibrio de la ecuación.
El famoso modelo 3×8 tiene sus horas contadas. 8 horas para trabajar, 8 horas para disfrutar, 8 horas para dormir. Las más queridas, las 8 horas para el placer y la diversión cada vez más un sueño lejano. Este capital original es ahora como una buena torta de cumpleaños que se come cada vez con más pequeñas porciones. La economía está de paso apretando los bolsillos. Estás horas de ocio se usan ahora para ir a casa, afrontar atascos diarios, cualquier gestión administrativa, centro de salud, compras en tiendas. Los niños ya no juegan, hay que llevarlos a hacer actividades extraescolares con talonario y cheques. Cada vez más, muchos viven muy lejos del lugar del trabajo. Expulsados de las ciudades por los excesivos costes de alquiler o precios inmobiliarios. Quizás es tener los sueldos demasiado bajos. Cuanto tiempo perdemos con las colas al día…ese tiempo precioso una vez entregado gratis. Ahora es un tiempo claramente quitado a nuestro bienestar. No se cobran estas horas, tampoco las podemos facturar. Son horas perdidas para siempre. Horas para tus hijos, tu pareja, tu familia, tu relax. Es tan importante que no se entienda su atropello sistemático. Parece válido entonces pensar en una privación de libertad encubierta, planificada por las grandes dominantes de la economía con la bendición de los estados. Orientan nuestros gastos adonde les interesan. Un asunto de dinero, muy lejos del bienestar que no paran de vendernos. Los signos de estrés, de la salud mental como nuevo problema tienen mucho que ver con los abusos sistemáticos que cada uno vive a diario a dosis controladas en muchos ámbitos de nuestras vidas de consumistas. No se buscan las causas del malestar. Más bien hay una falta de interés, es muy obvio. Descubriremos un tesoro bien guardado en las manos de gente equivocada. Solo ofrecen remedios milagrosos como trabajar menos. Lo último ahora es devolverte el tiempo que ya te habían robado. Sin cambio de salario, con el mismo dinero. No se quiere arreglar nada. Una especie de adicción al horror. Quién va a parar todas estas barbaridades.Las instituciones ya no están al servicio de los ciudadanos, son cómplices de los que mandan la economía. Cada vez más se les ve en la foto política estrechando las manos. Un cambio solo llegará con un líder nuevo con un programa y un sistema diferente. Se espera un cultivo de valores más centrado en lo humano en lugar del dinero como línea maestra. Una población harta de tantos abusos. Se puede transformar en una rebeldía que puede explotar en cualquier momento.
La tolerancia al límite.
Observando el mundo, las elecciones nos señalan los límites del hartazgo de la gente. Argentina con este singular nuevo presidente Milei, un programa radical muy liberal de cambios profundos. El pueblo vota para ver algo diferente. De la izquierda muy desgastada, siempre con sus mismos remedios, sin rumbos giran a la extrema derecha pasando de la derecha moderada. Un singular giro muy radical, sorpresivo. En África, varios países están en problemas con la intervención militar de sus democracias. Unos líderes muy abusadores del dinero de los demás. Las poblaciones prefieren las manos duras a cambio de una posible mejora de sus situaciones desastrosas. No hay nada que perder. Lo último que les queda es la dignidad. En Holanda la extrema derecha sorprende a todos y gana las elecciones. El mundo occidental democrático está girando hacia la derecha muy probablemente con tentaciones hacia el autoritarismo. La necesidad de contener el descontento de la gente es la oportunidad para la extrema derecha con sus discursos de buena gente. Un disfraz para conseguir votos. Queda de ver si con más bastones que mano derecha cuando tendrán el mando. Las horas de la democracia sonrientes son contadas.
Las colas con la línea roja.
Alla como aquí, las colas del hambre se alargan cada día más en nuestro entorno urbano. La línea roja. La cola más dolorosa, vergonzosa. Las ONG administrando la miseria. Los gobiernos cada día nos venden las democracias del bienestar. La necesidad de recordarnos de una cosa que ahora se derrita como un helado en el verano. Las colas del hambre se normalizan cada día. Los medios de comunicación tampoco les molestan aparcando estas anomalías de sus telediarios. Prefieren hablarnos del tiempo o de la receta de la abuela. Un primer mundo de vergüenza. La paciencia al límite. Luego es el desmadre. La inseguridad, los movimientos agresivos, la polarización. Los conflictos geopolíticos actúan también en la dirección de la escasez. Las decisiones tan absurdas que veremos merecen mucha atención.
Lascolas del miedo.
Hay manos con guantes de hierro jugando con las marionetas. Sembrar el miedo para un mejor control, tomar decisiones amplias con un giro hacia una derecha autoritaria supuestamente para protegerse de la inseguridad. Del otro lado el pueblo está aceptando pérdida de autonomía y libertades a cambio de mejor protección. Pero nadie ofrece ninguna garantía. Todo va peor en realidad. La inflación, tasa de interés, hipotecas, todo sube como la espuma de una cerveza. Las deudas astronómicas. Pero nos dicen que hay mucha liquidez, los fondos de rescates sin límites. A la hora de las computadoras, del internet, la IA, hacer sonar los cañones de nuevo parece un anacronismo. Un esfuerzo de otros tiempos. Se ponen en marcha la fabricación de armas y bombas. Habrá nuevas colas para rato ahora muy cerca de nuestras puertas. Los tanques y los soldados, los controles de carreteras, las panaderías y las farmacias. Los bonos de alimentación. Del banco no se hablará, está cerrado y se han ido con tu dinero
Observaciones.
La producción, la eficiencia, la velocidad, la excelencia, la calidad, el servicio, el buen precio. Palabras siempre presentes en todos los carteles de publicidad. Nos venden un paquete de buenas cosas seguramente. Mucho humo en las narrativas. Nos engañan con sobra en cualquier actividad. La cultura de la exageración. Las ventas forzadas. Miren los coches, el consumo de gasolina es siempre más que lo anunciado en condiciones normales de uso. Los supermercados modifican su volumen o recetas disminuyendo el peso en los mismos embalajes para mantener el precio en estos periodos de inflación. La obsolescencia programada es cada vez más corta. La rotación es más importante que la naturaleza con sus graves problemas. No hay prisa para cambios con agendas a treinta años. Ya no te quieren ver en las ciudades, pero ve los coches pasar con cámara lenta a 30 km/h por hora. Como una colmena, las camionetas de los repartidores. Una carta allí otra por allá con la camioneta. Las autopistas con sus atascos, las multas como guion de fondo para hacer más caja. Los bancos con sus comisiones y no te quieren atender al mostrador, limitan horarios de atención, quitan oficinas, ni siquiera los cajeros tienen protección en las calles. El sol, la lluvia y la privacidad nula. Los aviones con la maleta cada vez más pequeña, el vaso de agua y casi todo es opcional de pago. Quieren que tu vuelo sea lo más desagradable posible para luego venderte una mejor experiencia pagando extras en el próximo. Los aviones no van más rápidos, consumen mucho menos. Donde va todo este dinero ganado. Tienes que ir al aeropuerto dos horas antes, tu vuelo ya tiene cuatro horas más para la cuenta correcta. Mucha tecnología para el operador y muchas trabas para el cliente. Que más.Todo es una galaxia de abusos.
Despertar y trabajar.
La honestidad, el progreso y tiempos mejores motivan colectivamente un pueblo independientemente de su color político.
Pero la transparencia, la verdad está aparcada. El afán para priorizar la dominación económica para unos pocos es muy visible ahora. Cada vez más los políticos y los grandes empresarios aparecen juntos en las fotos. No se distingue quién manda. La realidad es cada vez más aparente. El cuento de hadas ya no cuaja más con las realidades de todos los días. Las nuevas generaciones son conscientes de su atropello. Empiezan a entender lo que pasa con el planeta. Ellos no van a matar a la madre.
Ellos van a despertar, mostrando un nuevo camino a seguir.
- Jean-Pierre Maire
