La búsqueda infinita. La gran renuncia.
La quinta mujer decide dejarlo. Una vida secuencial tiene a mi amigo amarrado. Un medio siglo con variaciones sobre el mismo tema. Porque repetir lo mismo si el resultado es idéntico decía el ilustre Einstein. El color del tinte tampoco debería cambiar la divina esencia femenina.
La primera le dejo porqué el “Señor” tenía un ideal inalcanzable. Seguía su vida de soltero como si nada hubiera pasado. Cambio la madre por la mujer. Diez años al servicio del Cacique fueron suficientes para ella. Lo dejo por agotamiento.
Con la segunda tuvieron una hermosa hija. También eran sus segundos casamientos. Ni siquiera se entendieron con la experiencia. Una década y media para apagar el amor definitivamente. Por lo menos la hija es de los dos en buena harmonía.
La tercera es una historia de continentes diferentes, todo bonito antes del choque de culturas. Una etapa que necesita paciencia. Quedan los viajes, lo intenso y luego se distanciaron para siempre.
Luego la cuarta, un ensayo de varios años. Él está en la casa de ella. Esta vez la mujer con tendencias de narcisista perverso, provoca un choque de dos trenes sobre la misma vía. De los dos maquinistas ninguno quiso frenar…
La quinta es el periodo más corto, pero el más intenso. El amor infinito de dos seres muy golpeados, tentativos y pasos lentos. Dos observadores de pájaros en el mismo mirador. Quizás había divergencias a cual pájaro había que observar primero. Se separan porque quieren seguir explorando sus propias inquietudes, trabajar sus zonas ocultas. Militaban en el mismo club.
Se le fue la vida a mi amigo, buscando luces y sombras interiores que no llega a resolver con el tiempo.
Ahora dice que está muy cerca, ve signos y tiene conversaciones con el más allá. El egoísmo con sus tintes variados puede llegar hasta un sentido extremo. El control como un arma letal para mantener un matrimonio de buen pie. Un tipo peligroso. En la marina parece un destructor. En este momento élestá sufriendo la ruptura. El abandono. El papel de la víctima. Recibió una carta escrita a mano para evitar más contactos. Una forma elegante o muy cobarde, depende del lado de la mirada.
El camino fue largo. Años de búsqueda, el ser interior. Entender el origen de sus tormentos sin querer abrir la caja craneal con cirugía. La transformación evidente de un buen amigo en una progresiva deriva sobre el mundo de la espiritualidad, el esoterismo.
Intentar de abrazar las sombras que no se pueden tocar, bucear en las profundidades sin fondos de varias burbujas, los chamanes, las plantas, los amerindios, los celtas, los hindúes, los masajes, las charlas, los cursos, las manipulaciones, hipnosis, yoga, meditaciones, respiraciones holotrópicas, los seminarios, los libros, los charlatanes. Experiencias cósmicas. Dios, los dioses, las piedras, los péndulos y las cartas. Con el tiempo, muchas lecturas, una cultura muy enriquecida con una obsesión característica. No se puede hablar de otra cosa. Lo místico, la reencarnación, lo misterioso. La adopción definitiva de un supuesto literario siempre llenó de certezas y experiencias que nunca se pueden tocar.
Es como pasar sus manos a través de una nube. La nube existe, quien lo va a negar.
Otra cosa es la credibilidad sólida del relato. El universo infinito. La consciencia cósmica, interesante no digo que no. Los estados alterados de consciencia. Abre la visión general, la curiosidad, la parte fantástica, una diversión que debería quedar con una linea visible entre lo real y lo fantástico. La vida está presente. Disfrutarla es maravilloso, recordarse de la muerte cada día, nuestra efimeridad debería ayudar a levantarnos más temprano. Uno no puede acampar demasiado tiempo arriba los 8000 metros, la zona de la muerte, está dañando la salud mental y física. Tampoco sirve de nada. La vida presente espera mucho más de ti. Es un inmenso trabajo mantenerla. Una ocupación a tiempo completo. Genera continuamente un paquete de sensaciones inigualables. La felicidad está aquí, ahora en todos los rincones.
Ir atrás o adelante del tiempo acordado, es muy ambicioso.
El que escucha la música sin muchas preguntas incomodas asegura el placer presente. Surgen emociones, sensibilidades y unos momentos de grandes entregas. Ese egoísmo que tiene en exceso quiere ir más allá para satisfacer su bulimia.
Mi amigo tiene un problema.
Pasa más tiempo por estos otros barrios olvidando creo yo lo importante. Lo que hay para disfrutar, el presente. De una forma desenfadada, debería gozar lo suficiente con tanta feminidad en su trayectoria. Nos llamamos seguido. Su soledad, ser abandonado una vez más debe ser atroz. Lee mucho, pero no ve las ventajas del presente. Siempre escucho sus teorías, sus inquietudes, su inseguridad, sus miedos. Quiere tejer una historia juntando frases claves de mil libros leídos. Pero le paró el carro siempre tratando que el avión aterrizara buscando una pista cercana. No hay manera. Sigue volando. Esto es maquiavélico. Parecen los síntomas de una secta. Además, sus búsquedas no son gratuitas, todo un mundillo viviendo de la incertidumbre. Son amistades peligrosas porque no saben si es por tu bolsillo o por una pasión común como un motero llegando a un gran Premio. Es lo mismo al final de todo. Una burbuja más.
Hay muchos buscadores, buceadores y perdidos atrapados en las redes de gurús y pastores con sotanas, eruditos con placas de todos los colores. Es sutil, la frontera entre el malestar y el bienestar no es con un alambre de púa. La persona tiene una actividad social, va al café, al supermercado, lava y plancha. Paga impuestos. El además tumba árboles para su chimenea. Autónomo toda su vida con mucha experiencia, responsable, activo y ocupado. El tema es que todas sus actividades extraescolares las dirigen hacia la búsqueda de sus orígenes. Trabaja el miedo, el abandono, que si la tierra, el pájaro, todas y más cuestiones. Claro, ahora y antes, pinta, dibuja, hace esculturas, las formas, los sufrimientos a la flor de la piel. Un tío tormentoso. Diverso hasta ser creativo. Un artista con experiencias con galerías de arte. El molde de origen no tiene nada que ver. La absoluta normalidad. Un ladrillo más. Ni una grieta. Bueno como el pan. Pero creo que necesita un rescate. No sé cómo empezar.
Los raritos somos nosotros.
Para el, nosotros somos los chiflados de la película. Encerrados en un sistema decadente. No ayuda a solventar sus angustias. Se otorga el derecho de superioridad. El juez dictó la sentencia. El precio a pagar es consecuente. Según el, quedan ahora solo prisioneros en el mismo edificio del auto consumismo. El menú no varía todos los días para todos nosotros. El aburrimiento extremo. La pérdida de identidad. Esclavos de unos pocos. La pérdida de la consciencia, la crítica, la reacción tarda en producirse.
El no explora cualquier posibilidad de convergencia entre la ciencia y la espiritualidad. Un camino de reconciliación, tratando de vivir entre estos dos mundos. Se queda en la noche eterna.
El río es muy ancho ahora para construir un puente. Necesita nueva ingeniería, ideas renovadas.
Tengo la sensación de llegar al final de un libro sin entender bien las consecuencias de tantas derivas, tanta gente buscando otra cosa. Un desgaste de nuestra sociedad ahora visible. Muchas personas toman la iniciativa de aventurarse en el infinito, o muy en el pasado. Buscan una seguridad que no volverá. Rechazan su vida actual. Renuncian a todo, abandonan sus trabajos, son millones ahora, una epidemia. La gran renuncia se llama el fenómeno. Es difícil entenderlos. Quizás son vanguardistas, intrépidos, visionarios o simplemente muy cansados.
No son capaces de adaptarse o seguir el ritmo. En los 60 los Ovnis, en los 70 nos espantaron con la crisis del petróleo que va a faltar, los 80 con la crisis de la deuda, los 90 con la crisis económica, los 2000 con el hielo que va faltar para el licor y las computadoras volviendo locas. Siempre hay algo que no va bien. Amenazas constantes, angustias dirigidas no necesarias. No quieren ser más cómplices de un sistema ahora en fase de rechazo y ser un socio ignorante de las advertencias del calentamiento global.
Están decididos a abandonar un sueño que decepciona. Esto no se sana con pastillas, tampoco con patadas en el culo. Me gustaría ver a mi amigo con más paz interior, disfrutando su personalidad presente. Un personaje singular, observador y muy divertido cuando se saca su mochila que pesa demasiado para llevarla todos los días. Ganaría una pausa, un descanso, una limpieza de su cuarto con índice de síndrome de Diógenes con tantos papeles de lo mismo. Sus planteamientos no me dejan de piedra. Obliga una cierta reflexión sobre el camino que hemos elegido la mayoría. Los resultados de ahora y sus beneficios. El balance con los inconvenientes. El camino ético, los valores, tantas cuestiones que ocupan la mente del hombre ordinario. Entiendo en parte que todas las personas no tienen el mismo aguante con la vida tremenda que llevamos.
Querido amigo, siempre estaré aquí.
Viva la vida.
