La inocencia sin vergüenza.
Leer las noticias en el móvil, el noticiero en la televisión o las tertulias en el estudio sin lodo o polvo es una cosa. La otra es la realidad vista con tus propios ojos. Poner caras a la vergüenza. Provoca la indignación, la repulsión que necesita hasta la protección policial para no agredir a sus autores.
Una vez más la DANA es la protagonista en esta historia.
Las desgracias son infinitas. Se puede medir de varias formas. Ese mar de agua marrón se llevó todo lo que quería.
570 km2 afectados y más de 4.600 edificios dañados. Todas estas cosas privadas de repente se encuentran en las calles, los campos, la intimidad violada. De todo, clavos, herramientas, maquinarias, coches, enceres, objetos de todo tipo. Recuerdos y sueños perdidos. Sus dueños no van a encontrar nada ya que estos objetos cambiaron de sitios, lejos hasta los municipios vecinos y algunos se perdieron en el mar. Empresas y naves industriales vaciadas por la corriente del agua. Campos llenos de coches y cualquier cosa.
Los avispados, los traidores, los sin vergüenzas, los incultos y los ladrones, los malos no tienen tregua.
La pobreza rampante no ayuda a mejorar al colectivo tampoco. No les importa el respeto, la decencia. La sociedad se encargó de dejar a esa gente a su suerte. Para ellos es la oportunidad sin muchos esfuerzos. No hay problemas de hacer horas extras en estas circunstancias. Como los voluntarios llevan botas y guantes para parecer iguales. También le acompañaban camionetas para cargar todo lo que se encontraba en el camino.
La meta no era devolver las cosas al propietario, pero lucrarse vendiendo todo y nada en las redes sociales o directamente en los canales informales.
Robos, hurtos, saqueos y maldad a granel.
El domingo 8 de diciembre 2024 en el rastro de Valencia encontramos un puesto que vendía herramientas eléctricas. Las cajas llenas de barro, una situación insólita por su apariencia y casi segura inutilidad. Fue tan impactante la situación que enseguida la Policía se metió en acción cerrando los accesos del recinto dejando solo una entrada para filtrar a la gente. Un cordón Policial fue necesario, no se sabe muy bien si es por aislar el puesto o proteger sus vendedores del linchamiento.
Empezamos a ver estas cosas que molestan porque pone en evidencia el abuso de circunstancias extraordinarias.
Absolutamente todo es motivo de aprovechamiento. La realidad de toda una población viviendo con la nada. Una especie de comercio oculto, ilegal que existe con la tolerancia de las autoridades.
Cuando hay casos muy obvios y exagerados se interviene para tranquilizar a la gente honesta. Está claro que asistimos a un brote de exageración con numerosas actividades delictivas en este momento en Valencia. Está situación no agranda la región porque termina salpicando su reputación. La tolerancia solo agranda el tamaño de la delincuencia.
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Espero que las fuerzas de policía sean más activas en perseguir a estos malandros que casarnos por una multa de tráfico. Que dejen de ganar sobre nuestras nominas unos instantes por un poco más de decencia ciudadana.
Viva la vida.
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