Inflación, deflación, cuidado no es lo mismo

Inflación, deflación, cuidado no es lo mismo
Avatar de Jean Pierre

El papel del ´´Monopoly´´ que te da el cajero.

Para los que, por naturaleza, desconfiamos del Estado. Y más para los que, por naturaleza, consideramos al Estado el origen de todo mal (o casi todo).

¿Qué es la inflación?

La inflación es cuando el dinero pierde un poco de su «poder mágico» y cada vez compras menos con la misma cantidad. Por ejemplo, si con 10 euros antes podías beber 5 tercios de cerveza con tapa y ahora solo 3 y unos panchitos rancios (con suerte), ese es el efecto de la inflación. Es como si el dinero se encogiera en el bolsillo, pero los precios crecieran como globos.

Es curioso que en países con la economía tan avanzada como Suiza, el paraíso fiscal europeo lo llaman (otros podrían decir que es el único no-infierno europeo porque a terminologías bíblicas sabemos jugar todos), la inflación oscile en torno al 1 o 2 por ciento y que hasta su Gobierno tiene miedo a la «deflación». Es decir, hasta el paraíso capitalista no parece tan capitalista si lo miras de cerca.

¿Qué es la deflación?

La deflación es el caso opuesto a la inflación: los precios bajan y el dinero gana más «superpoderes». Es como si tu dinero se hiciera más fuerte, y con los mismos 10 euros pudieras comprar más cosas. Pero cuidado, dicen los Gobiernos, si dura mucho, puede ser mala, porque la gente deja de gastar esperando que todo sea aún más barato, y eso frena la economía.

Suiza ha tenido años de deflación; 2020, 2016, 2015, 2014, 2012…

Pero lo dicho, no les gusta. Es curioso porque si nos preguntaran qué país capitalista, creyente en el Libre Mercado hay en el mundo, diríamos Suiza. Pero el Gobierno interviene porque «la deflación es muy mala». Si no hay consumo, se frena la economía.

La perversión del sistema estatalista siempre es este.

Y este es el fondo de la cuestión que nos encierra en una burbuja cuyo marco mental siempre es socialdemócrata. Siempre.

Si el dinero no deja de perder valor, siempre, «por nuestro bien», es decir, si los gobiernos juegan con nuestra economía para que hasta el país más optimizado suba el 1 o 2% del IPC anual, esto hace que el dinero que tenemos en nuestros bolsillos siempre valga menos. Que se penalice el ahorro, la inversión a medio y largo plazo, el conservar. Es un continuo castigo. Por necesidad, va a crecer la inflación. Por necesidad, vas a tener menos.

Y se hagan políticas para que todo el mundo consuma, gaste, «porque así movemos y avanzamos la economía».

Los políticos son unos señores que hace décadas decidieron que ellos ostentaban el poder de hacer el dinero. De fabricarlo. De darle a la maquinita de imprimir dinero. Y eso con el apoyo de los Bancos (centrales o no). Hacer dinero es dar un botón. Ese botón fabrica papelitos que cada vez valen menos y más si eliminamos ningún patrón que lo controle (el oro).

Hemos pasado de crear el mejor y mayor invento de la historia, el dinero, a crear la mayor estafa de la humanidad, a base de desesenciar lo que realmente es el dinero y por qué se creó.

El papel se sostiene sobre la nada. Solo sobre el poder omnímodo del Estado Totalitario que te dice cuándo imprimimos más o menos. Mientras tú, con tus papelitos de mentira, debes gastar porque ese papelito pierde valor día a día. Y hay que consumir, consumir y consumir.

La perversión de los partidos políticos centristas actualmente imperante es esa.

Bancos y Estados con el poder de manejar esos papelitos a su antojo mientras tú, amigo, no tienes nada. Tu bolsillo es una ficción. Y encima a esto lo llaman capitalismo y libre mercado.

A veces uno debe reírse, sinceramente.

El banco no tiene dinero. Lo que metes ahí lo invierten en materias primas y empresas una y otra vez para ganar dinero. Juegan/Invierten con tu dinero, con tu trabajo, con tu ahorro, con tu salario. Tu anotación bancaria, tu nómina, es una ficción que se desvelará el día en el que ese banco no tenga papelitos que devolverte cuando saques dinero del cajero, pues la inversión que hizo real con tu dinero no está respaldada por nada real. Los Estados no les piden ese respaldo. Nada. Al menos, si inviertes cien que no son tuyos, que menos que tengas esos cien en algún lado por si te lo pide su legítimo dueño, ¿no? Pues no.

Claro que es un mundo sin propiedad privada, solo un usufructo estatal.

Estado y sistema bancario imprimen y controlan un dinero sobre la nada, mientras el real se lo lleva en valores reales. Porque ellos saben de qué va esto. Nosotros no.

«Dame un lingote, no un pagaré y serás feliz».

No vaya a ser, amigo, que te capitalices y que con ese dinero ahorrado puedas comprarte cosas realmente útiles para ti y tus hijos; Casas, propiedades, materias primas, coches, estudios, etcétera.

Te quieren sin nada.

Te quieren protestando por el alquiler, pero no porque no puedas comprar.

¿Qué clase de gilipollas eres?

Desde el año 2003 hasta el 2023 España tiene una inflación acumulada del 44%.

Es decir, tus 1000 mil euros del 2003 ahora valen 560€.

«Es la economía, estúpido», le dijeron sus asesores a Bill Clinton en 1992 en la campaña electoral contra Bush padre (que era el presidente y quería repetir legislatura), cuando Clinton no acababa de ceñirse a la economía que era el único flanco donde podía hacer daño al vigente presidente de entonces.

Una población sin propiedades, sin cultura y ocio en formato físico, el streaming es la inflación de la cultura, sin ahorros, es una Sociedad al albur del Estado y las corrientes ideológicas de censura que eliminarán de la «nube» todo aquello que no te convenga leer, ver u oír. No culpes al arrendador, no te revoluciones por alquilar, no te cabrees porque te suban la cuota de Spotify.

Ahorra, compra Libros y discos, cómprate una casa, no uses renting, y si es necesario ya sabes dónde tiene uno que hacer la hoguera. No apuntes al dedo cuando la Luna es la que te dice que cuidado con las cosas, que por tu bien vamos a devaluar tu bolsillo. Piensa por qué te lo dicen, simplemente. Nada más.

  • Viva la vida.

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