Hace algunos años conocí a un compañero en la universidad donde trabajábamos, después nos volvimos a encontrar en el jardín de niños donde era directora, él llegó a promover la inscripción a primer grado de la escuela primaria donde también era director. Desde ese día nos empezamos a relacionar más y en varias ocasiones nos visitamos mutuamente en nuestras instituciones respectivas en programas o actividades académicas.
Después de mi jubilación emprendí un negocio y él es uno de mis clientes favoritos. Hace poco fue a la casa a recoger un pedido, en la charla le pregunté si continuaba en la misma escuela, a lo que él respondió que ya no, continuamos platicando y después de intercambiar opiniones e información me dijo: -"Tengo un sueño con ellos" refiriéndose a los pequeños estudiantes de la escuela que dirige, sin pensarlo y desde el fondo de mi corazón le respondí -Le voy a ayudar a cumplir su sueño.
Han pasado más de 30 años desde la última clase de música 🎵🎼 que compartí, pero nuestro cerebro es tan maravilloso que en el momento necesario saca de sus archivos los datos imprescindibles para poder desempeñar nuestras actividades, aun cuando sean habilidades y aprendizajes adquiridos mucho, pero mucho tiempo atrás.
Después de nuestra charla, mi amigo se despidió y yo entré emocionada a mi estudio, desempolvé mis entrañables libros y manuales de música y con nostalgia y mucho ánimo recordé aquellos tiempos de estudiante, las peripecias con mis maestros y compañeros de arte y con profundo agradecimiento a mis amados padres que se esforzaron tanto para que pudiera asistir al Centro de educación artística de Oaxaca.
Manos a la obra
Al siguiente día, mi amigo me envió un mensaje, era mi horario de clase con los niños, dos días a la semana de dos horas cada sesión. Llegó el día esperado y ahora como jubilada cuido de mi madre y de mi nieta a la que consideré como una excelente oportunidad para que aprendiera una nueva habilidad e hiciera otros amigos. Así que nos preparamos y llegando el día esperado llegamos las tres con mucho entusiasmo a la institución
No puedo describir en este relato la emoción que sentí al saber que me esperaban, cuando crucé la entrada como diez muchachitos o más, entre niños y niñas fueron a recibirme diciendo - ¿usted es la maestra de música?
Mira Tambien: Estos Temas Relacionados¿Cómo sobrevivir a las cenas de empres...Inmediatamente algunos se ofrecieron a ayudar a mi madrecita a subir las escaleras, otros comentaron que era muy linda y que se parecía a su abuelita.El salón estaba lleno, miradas expectantes y yo, de pronto tuve miedo de no cubrir sus expectativas. Cerré momentáneamente los ojos, e hice en mi interior otra breve oración y después, más tranquila pero muy emocionada comenzamos.
Llevamos cuatro clases, ayer mi amigo llegó al salón a entregar Flautas dulces y al ver que tenían sobre el pupitre cuadernos pautados les preguntó - ¿Ustedes saben leer eso?
Una de las niñas respondió con seguridad -Si maestro yo se lo leo...se puso de pie y ante mi asombro y con mucha felicidad presenciamos como leyó marcando el ritmo perfectamente con sus palmas un ejercicio de la clase anterior.
El maestro sonrió y los felicitó, no dudo que llegado el momento pueda cumplir su sueño de “Formar con ellos una orquesta.”
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- Dra. Elizabeth Alejandra Castillo Martínez
- Diciembre 07,2023.
- Tuxtepec Oax.,México.
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