El futuro, una atracción irresistible
Mañana será otro un buen día.
Nacimos con un ADN, la madre naturaleza lo imagino para todos nosotros. Es lo que somos cuando nacemos. Luego la vida misma seguirá desarrollando la persona que llegaremos a ser.
El presente, lo práctico y efectivo siempre me cautivó. Atento siempre, pendiente del próximo paso hacia un nuevo adelanto tecnológico. Me gusta estar al lado del presente extremo. Vivir al filo del descubrimiento. Un lugar lleno de sorpresas, de probar novedades. Una mirada hacia el futuro.
En el sector laboral, mis etapas profesionales seguían guiadas por mis intereses con la tecnología innovadora. El uso y más tarde la divulgación de esas novedades era mi trabajo estando en contacto con los clientes. Empresas líderes mundiales con una visión positiva del progreso. Me tocó varios sectores de actividades en ámbitos técnicos industriales. Pudo observar los beneficios del progreso con más seguridad laboral, seguridad alimentaria, seguridad física, mayor productividad y economías de escala.
Mirar atrás en el pasado no es malo. Pone en perspectiva todo el camino recorrido por nuestras sociedades. En muy pocos años hemos avanzado muchísimo. Tuvimos que adaptarnos rápidamente a varias nuevas olas tecnológicas en todos los sectores de actividades.
Todo empiezo para nosotros con la regla de cálculo, un instrumento que actúa como una computadora analógica. Dispone de varias escalas numéricas móviles que facilitan la rápida y cómoda realización de operaciones aritméticas complejas, como puedan ser multiplicaciones, divisiones, etc. Sus escalas se han modificado con el objeto de ser adaptadas a campos de uso concretos, como puede ser la ingeniería, electrónica, construcción, aeronáutica y aeroespacial, financiero, etc.
Luego todo se aceleró con la llegada de la HP 35, fue la primera calculadora de bolsillo fabricada por la empresa estadounidense Hewlett-Packard.
La primera calculadora científica de bolsillo del mundo con funciones trigonométricas, logarítmicas y exponenciales. Estamos en 1972. Eran tiempos de transición industrial, transformación estructural, conocimos crisis y dificultades. Curiosamente en ámbitos escolares, se veía con cautela estas novedades. Su uso era vigilado y muchas veces prohibido en clases desde el principio, el día uno. No pasa con los móviles de hoy, después de años en el mercado solo ahora con las consecuencias conocidas se empieza a restringir su uso en ámbitos escolares. Las fuerzas comerciales de las grandes corporaciones se imponen antes de posibles regulaciones estatales. Un claro cambio filosófico. El dinero antes del progreso efectivo.
En 1972 se lanza la primera consola comercial de videojuegos doméstica, Magnavox Odyssey; se toma una fotografía de la Tierra conocida como La Canica Azul durante la misión final de Apolo; durante los Juegos Olímpicos de Verano de 1972 en Múnich, se llevó a cabo un ataque terrorista. Que más, luego un sin fin de novedades significativas con un ritmo sostenido. El fax, fotocopias, computadoras, la digitalización global, los laptops y Tablet, móviles inteligentes, los robots, los coches eléctricos, la reciente IA "inteligencia artificial".
Me gustó atravesar mi presente con todas estas novedades. De los " early adopters" los primeros en probarlas. Nada parece detenerse. A cada novedad un poco más de velocidad, comodidad, las fronteras del conocimiento cada vez más lejos. Lo lógico sería tener más tiempo para hacer otras cosas. La realidad es otra. Cada vez más somos dependientes de la tecnología. Se acumulan nuevas tareas encima de las otras, parece que tenemos que seguir el ritmo de las máquinas. Quizás es el momento de hacer una pausa. Asegurar la buena dirección del progreso. Ese ADN original recibido, mejorado con la andadura no debería saltar todas las etapas de golpe sin poder asimilar su contenido. Creo que la IA es una herramienta fabulosa. Tampoco es necesario transformarnos en bulímicos al frente de un plato tan innovador. No deberíamos solo dejarnos manejar por los datos. La robótica ya ha superado nuestras manos. Ahora la tecnología pone sus manos en nuestro cerebro. Tengo la curiosidad de conocer lo que viene. No hay que tener miedo al desarrollo humano. Por todo lo visto en la vida, estos años de abundancia, los avances en todo momento son efectivos para una mejor vida. La dirección no está equivocada. Sin embargo, creo que hay nuevos peligros para tener en cuenta.
Somos ahora capaces de destruirnos a nosotros mismos y a toda la naturaleza que nos ha creado.
Seguimos entonces muy torpes. No hay que comer todo lo que no sirven ahora. Las reglas han cambiado para buscar ventajas de dominación. La era del progreso gratis para todos parece llegar a su fin.
El futuro se esperaba porque aportaba progreso. Ahora el futuro se transforma en miedo. Incertidumbre que provoca la ansiedad. Un temido fenómeno de masas. No es por los adelantos que continúan de llegar es por la magnitud de los cambios que nos esperan.
Parece que vamos a tragarnos una pelota de football en un solo bocata.
Se ve venir, sin embargo, nadie corre por atrás. Esperamos el choque frontal. En primera línea del huracán. Sabemos que encerrarnos en un bunker de hormigón armado no va a resolver los enigmas.
Abrasar el futuro sigue siendo atractivo, motivador y nos enriquece por aumentar aún más nuestra curiosidad. Lo importante es no quemarse en el intento.
Viva la vida.
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