A veces no poder ver enseña nuevas perspectivas.
Todos los días en algún lugar de la ciudad lo veo. Vestido de forma clásica, pantalón largo y una camisa blanca. Un sombrero panameño, mocasín. Bien aseado. Un gentleman. Su bastón blanco para evitar las sorpresas. Andando con un paso lento, pero sin nunca parar. Sorprende su tesón. Un día me presento para saludarlo. Tres horas al día caminando. Tiene setenta y cinco años. Su rutina es precisa, organizada. Maneja a la perfección los detalles de su vida.
Sabe de todo un poco, atento a las medallas de los españoles con los juegos olímpicos de Paris. La fuga de Puigdemont. Ahora cuando lo veo, nos paramos unos minutos charlando.
Lo más llamativo es cuando me comenta que le encanta viajar. San Petersburgo, Helsinki, Budapest, Praga, Roma, Paris, sin despeñarse. Me describe todo con más detalles que de alguien con vista. Es increíble. Su rostro se ilumina, tiene ganas de compartir sus expediciones. Pero enseguida noto que su rutina se encuentra alterada. Lo dejo que continúe su recorrido diario. Entonces vamos por fragmentos, cuando nos cruzamos. Sus rutinas, su mundo a su medida. Parece encontrar el equilibrio. Su aplomo llama la atención.
Es que el hombre es ciego de nacimiento.
Originario de Legazpi Madrid. Recuerda muy bien su ciudad. Pero la vida lo llevo a Torrente desde décadas. Lo que me llama la atención es que este hombre no tiene ningún problema para moverse, entender y arreglar su vida con lo que tiene. Todo entero salvo la vista. No parece tener necesidad de ver las cosas. Puede con todo. La sonrisa también la tiene. Va al centro de mayores, toma unas cervezas, todo normal.
Mira Tambien: Estos Temas RelacionadosLa acción popular acorrala a Nicolás M...No se queja. Gana poco, pero se conforma. Un hombre lleno, agradecido.
Me preguntaba si la vista podría ser lo que arruinara todo. Como es posible que un ciego tenga tanta sensibilidad, tanta escucha, capturando olores y todo tipo de ruidos. Puede caminar recto sin ni siquiera usar su bastón de manera obsesiva. Detecta lo malo de lo bueno. Sus respuestas a la conversación son medidas y acertadas.
Sacando los colores de la vida, cosa casi imposible de imaginar para mí, porqué soy un observador visual que condiciona todas sus emociones y forma de actuar con la vista. Encontrarme con este señor replanta la posibilidad de un mundo más amplio. Solo imaginar de no poder ver los horrores, las barbaridades, las injusticias, los desastres, las guerras, parece una enorme ventaja para una vida más sana. Una felicidad más amplia.
Aparece una positiva reflexión sobre la diversidad.
La diferencia de tener cosas que el otro no tiene. Aprender del otro, escucharlo, respetarse. Una posible complementariedad. La curiosidad prevalece. Ahora imagino ampliar sobre los fenómenos de la intolerancia. El racismo, los ricos y pobres, las religiones, las políticas, tantas cosas que nos dividen. No sería más interesante intentar comprender al otro, preguntarle sobre sus costumbres, sus expectaciones, sus sueños y metas.
Transformar el odio en una nueva experiencia enriquecedora.
Descubrir otras formas de ver. La falta de respeto es como un escudo para perseguir su mundo sin considerar alternativas que pueden ofrecer nuevas formas de ver las cosas. En el fondo los humanos nos parecemos todos, demasiado nos equivocamos de enemigos.
Mira Tambien: Estos Temas RelacionadosAgua para todosViva la vida.
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