El amor se va por la ventana cuando la miseria entra por la puerta.

El amor se va por la ventana cuando la miseria entra por la puerta.
Avatar de Jean Pierre

El paro, ERTE, ERE, inestabilidad laboral.

La tasa del paro sigue el más alto de Europa. Una enfermedad crónica rampante sin nadie para solucionar lo evidente. No se quiere arreglar así de simple. Se usan herramientas para tapar las verdades. El ERTE como un escudo antes de ir a la fila del paro de tu municipio. El número de empleados públicos aumentan cuando deberían bajar. Parece que no conocen la informática y las tecnologías eficientes. El negacionismo está de moda en plena transformación digital. Pero te quieren vender un coche eléctrico a toda costa. Además, con un precio exorbitante que muchos no se pueden permitir. Una contradicción inquietante.

Quizás es más bien una formula socialista para maquillar las estadísticas de la realidad, va acompañado de una lluvia de puestos temporales, precarios y mal pagados en todos los sectores de actividad de la sociedad. Es una estrategia del mal, lucifer está en el gobierno. Un problema de salud mental tan de moda. Sacarlos a patadas sería una buena solución porque no hay cura para ellos. Siempre hacen lo mismo.

Queda de ver quién va a ser los sucesores, cambiar de doctor no cambia la enfermedad.

Sigue enojando a todos los que son atrapados sin querer en está burbuja de inestabilidades. Nadie se preocupa del futuro, esa fábrica de la miseria de largo recorrido. Unas precarias pensiones esperan a esa gente cada vez más numerosas.

Una parte del dinero se escapa de los que lo producen.

Cuando se exagera es como robar un banco. No está bien y la prisión es la sentencia. Lejos de querer acabar con el problema, nos divierten ahora para que trabajemos menos con el mismo sueldo, pensando que vamos a emplear más gente con los mínimos sueldos para hacer lo mismo y poder gastar más en ocio. Sobre todo, te dicen que va a pasar más tiempo con tu familia. Qué bonito, relajante, un cuento más para tus hijos. Es como tomarse un Paracetamol, alivia, pero no cura. Trabajar menos me parece bien. Los acomodados lo practican desde hace un tiempo. El mismo sueldo no arregla nada para la inmensa mayoría. El dinero ganado se nos va antes de pagar el gimnasio con más alquileres, intereses, hipotecas, impuestos, servicios, atascos, con mucha inflación de las cosas básicas extrañamente. La carga fiscal es bestial.

Jugar un poco más a la pelota con tus hijos no soluciona nada.

El promedio anual de inflación de referencia siempre está manipulado con los productores energéticos. Nos toca la inflación mucho más de lo que nos cuentan. Una asociación peligrosa con el gobierno. Los políticos parecen un rebaño de ovejas al frente de una manada de lobos. Es fácil la apuesta para el ganador. Los horarios laborales son cambiantes y variables, las pajeras no siempre pueden conciliar sus actividades juntos. La familia se sigue destruyendo. Sus bases están constantemente maltratadas.

Toda una población está luchando para no perder la sonrisa, la felicidad.

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No es un bien económico, es injusto el ataque al sentido de la vida misma. Mal gastamos energías contra un estrés permanente. Los empresarios no van a renunciar a sus ganancias transfiriendo estos nuevos costes al usuario final. Los autónomos presionados con aumentos cada vez más altos. El estado no tiene interés con los autónomos, ellos quitan ganancias a las corporaciones. El estado prefiere ver disminuir la autonomía de la gente. Tenernos hambrientos gana más que vernos acomodados en el sofá. No son más nuestros dignos representantes. Finalmente es una movida sin beneficios para nadie en las condiciones actuales. Mucha diversión para entretenernos.

Son los sueldos los que deben incrementarse y de esto no quieren hablar evidentemente.

Vienen atrasados los aumentos, debajo de la inflación y siempre con mala leche. Se crea un nivel de desconfianza descomunal. Arreglaría muchas cosas de la gente, pero arruinaría la ilusión económica para unos pocos. Se sigue estirando un modelo caducado. Una realidad que nadie pone en la mesa, somos más pobres de lo que parece. Nos falta trabajar más con la cabeza para ser un europeo de verdad.

El futuro será brillante así lo debemos creer.

Ese toque de buen vivir. Esa España distinta, sonriente y alegre no desaparece porque el humor nos mantiene. La solidaridad también es extraordinaria. No se puede robar la felicidad. Ningún bastón puede acabar con ese don genético.

Sutilmente ya parecemos mucho al resto de Europa con el coste de las cosas salvo el sueldo demasiado bajo para tener la cabeza encima del nivel de flotación. El crédito y las deudas es una losa que parece una cinta pegada en los dedos. Cuesta sacarla con un sistemático gesto de rechazo. Al estado no le importa, fabrican los billetes sin costes. Pueden hasta practicar la condenación de deudas entre ellos.

La diferencia es que en España el dinero no está lo suficiente en las manos de la población trabajadora. La EU del norte es potente, el nivel de vida es mayor, permitiendo las alegrías capitalistas del consumo para la inmensa mayoría. Pero no se equivocan no tienen las sonrisas españolas. No sería mala idea buscar un compromiso entre guardar las sonrisas y un poco más de dinero para alejarnos de tantas carencias económicas. Nadie pretende andar con un Maserati. Con la felicidad nos basta. Cada bando político debería sentarse sin pelear u odiarse que no es lo mismo. Trazar un camino original y construirlo dejando el bulo y el odio de lado. El gobierno necesita a todos los políticos para salir adelante con un plan de estado. Deben ser activistas del consenso. Esto debe incluir recortes dolorosos en sus estructuras. El estado es demasiado sobrepoblado reduciendo su eficiencia, aumentando y creando problemas para mantener sus privilegios.

Este año poco se habló del excesivo paro y sus soluciones. Prefieren decirnos que la economía avanza como un cohete.

Cifras macro que no dicen nada para el pueblo. Ellos solo ven que cada mes que va pasando se les degradan sus condiciones. Algunos especialistas del turismo avisan que los precios disparados son una razón para preocuparse con la tasa de ocupación futura. Los turistas prefieren destinos más económicos, el turismo familiar y de pocos recursos que son muchos ya no vienen. Hay competencia cercana con Túnez, Marruecos, Egipto. Sus ofertas son muy agresivas y sus condiciones de infraestructura han mejorado mucho. El modelo económico basado en el precio barato se está acabando. Pero se sigue amenazando que si se aumentan los sueldos va a ir peor. Siembran alarmas rojas para aumentar la paciencia del trabajador. No hay que escuchar todo lo que se dice.

No tienen apuros en convencer nuevos inversores, atraer turistas de mayor nivel adquisitivos. Sin cambios estructurales e inversiones de mucha más calidad de infraestructuras y humanas, difícil lo tienen. Deben sacar sus billetes del bolsillo. No se entiende la persistencia egoísta de ganar y ganar sobre su propia población en lugar de buscar más valor. Un proceso de desarrollo continúo acompañando el progreso para todos. El estado finalmente cómplice de los resultados.

El paro alto es estructural aquí, romper viejas costumbres es esencial. El modelo educativo es responsable de muchas desgracias. La competitividad aquí se obtiene con la estrategia de bajos sueldos. Se puede perder en cualquier momento con un competidor más barato. Menor es la formación, mayor es la dificultad del crecimiento personal. Se mantiene la precariedad del saber profesional y laboral para poder seguir la producción barata. Esto va a romperse pronto si continua la escalada de precios para nivelar con los países de Europa sin ajuste de sueldos contundentes. El dilema está servido. Seguir como está con el peligro de que la población se rebela o aumentar las mordazas quitando libertades para poder mantener esa idea de fabrica para Europa a bajos costes. En ambos casos poniendo la democracia sin sentido. Nada de eso sirve, la solución no está ni cerca con estas actitudes.

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Esto es como la DANA se veía venir, pero nadie presionó el botón de la alarma.

La revolución tecnológica digital está aquí como una pandemia, progresa a la velocidad de la luz. Pero aquí no hay que combatirla hay que abrazarla. Mejor tenerla como amiga, una oportunidad de cambios, de mejoras. Una ventana de aire fresco.

Vamos a entrar en el 2025, Dios mío como todo va tan rápido, las amenazas existen desde siempre, la incertidumbre, los miedos existenciales se mezclan con el necesario optimismo. Esa energía positiva que nos invade para sortear y elegir los caminos menos peligrosos sin necesidad de rozar el abismo todo el tiempo nos persuade que el destino será un éxito.

Somos capaces de reiniciar todo lo malo para un nuevo plan y ejecutarlo. Decisiones contundentes sin que nos falten la cabeza y las manos. Una perseverancia obsesiva para salir adelante. Cuando uno se encuentra en un callejón sin salida, la situación puede ser desesperada. Hundirse es una posibilidad, uno más cayendo en el abismo de la precariedad. No hay muchas manos tendidas, nadie va a arreglar sus problemas.

Aquí está el valor del cambio. Esa fuerza sacada de ningún lado pero que tiene la potencia de un motor de fórmula uno.

No reproducir los patrones anteriores, buscar algo nuevo, diferente, detalles insólitos como aficiones, gustos o talentos sin desarrollar, activar los cinco sentidos, creer en sí mismo. Salir de las rutinas, elevarse del medio en donde solo hay penas y dificultades. Relacionarse en lugar de aislarse. Mantener el estado físico, mental. Hoy se puede leer, vestir, comer prácticamente sin coste en España en los circuitos de ayudas sociales. Una base de lujo comparada en muchos lugares del mundo.

Un buen empuje personal es necesario y es la condición obligatoria para cambiar una situación desesperada en un camino donde puede brillar el sol de nuevo.

El discurso del Rey 2024 fue claro.

Tocando todas las cosas del bien común. Me pareció muy lógico y justo. Una promoción hacia la sensatez, el promedio, el equilibrio, lo necesario, quitar la exageración como una obligación. Claro mensaje dirigido a la clase política y dirigente para que rectifiquen sus apuestas. Ojalá tenga el Rey más carácter para poner el puño en la mesa para que se ejecuten sus bonitas palabras. Valen para todos, no se le percibe una preferencia. Hay algo de vaselina en el discurso que molesta. A los aprovechadores no se les trata con guante de seda. Que el bien común sea, aunque por mínimo una dirección obligatoria para que todos los ciudadanos sean incluidos en las estadísticas del bienestar.

Feliz año nuevo,

Viva la vida.

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