Egipto, un viaje singular

Egipto, un viaje singular

Dos semanas para cambiar de aires.

África es el tercer continente más extenso y está conformado por 54 países. De esta extensa lista, Egipto es el país más visitado. Se estima que cada año llegan más de 13 millones de turistas. Su ingente patrimonio cultural habla por sí solo: las pirámides de Guiza, la Gran Esfinge, el Gran museo de egipcio, Abu Simbel, Luxor, Karnak…El Cairo, la capital, sigue un punto de referencia imprescindible para el mundo árabe. Para el occidental, el punto de partida para un viaje dentro de la historia. Para ambos es una megaciudad de más de 10 millones de habitantes. Un concierto 24/24 horas de claxon y es toda una aventura para cruzar sus calles caminando. Aquí hay que aprender todo de nuevo. Las reglas son escritas, pero cada uno hace las suyas.

Empezamos nuestra estadía con un recorrido un poco distinto desde su moderno aeropuerto.

Teníamos una motivación adicional para conocer algo de este país de 114 millones de habitantes. Es un poco más real que atravesar los libros de las historias faraónicas. Nuestra hija está haciendo una

estadía de más largo plazo en la ciudad. Era un motivo suficiente para verla. Todo lo que vimos, todo lo que hicimos fueron actividades ajenas de los tours operadores. Las facetas del Cairo con una visión digamos más local, también lo que hay que ver. Es el motivo de millones de turistas de todo el mundo, ver el patrimonio cultural, disfrutar de las vacaciones. Un mundo diferente. Una sensación de seguridad dentro del caos que nos llamó mucho la atención. Gente ocupada con sus cosas, una gran urbe con todo lo malo y lo bueno. El café, el té, las tortas y dulces y tantas delicias. Lugares insólitos, también en los viejos y nuevos barrios de moda. La vida nocturna es intensa. No en el sentido de fiestas y bares, pero de vivir escapando del calor del día. Obliga al desplazamiento de las actividades hacia la noche, especialmente en el verano.

Sin hacer un inventario de las cosas que ver, nos desplazamos en bus, metro, tren, coche, taxi con Huber. Ningún problema. Ver las pirámides acompañadas con un médico amigo que nos brindó favores para ver estás maravillas desde un ángulo diferente, zonas restringidas de acceso fuera de la vistas de los turistas. Una experiencia más solitaria y emocionante. Solos al pie de estas inmensas pirámides, sus interiores y estás sensaciones místicas pisando estos lugares. Sólo disfrutando estos momentos de gloria. Dormimos poco y anduvimos mucho. Hay de todo para todos los gustos. Lo moderno, antiguo, tradicional, las mezquitas, mercadillos, galerías de arte, caminar en el viejo casco urbano o ir a IKEA. Los restaurantes de todo tipo siempre están abiertos. Una ciudad cada vez más cosmopolita. Tiene la esencia, la mítica impresión de que su gente tiene algo digno, la herencia de algo mucho más grande. El orgullo está aquí en cada esquina. Vemos también una forma caótica de moverse, los tiempos del campo, la informalidad general.

Una mezcla de situaciones donde las diferencias sociales son abismales.

Sin embargo, todo parece funcionar con parches y millones de casas sin nunca terminar. La pobreza está cerca de ti en todos los momentos. Las familias de clase media están mucho mejores con ventajas comparadas con nuestras tierras. No les falta nada incluido personal de casa para ayudarlos. Cualquier cosa se pide y se entrega a la casa. El móvil y la fibra de internet están también en primera línea de playa. El nivel de flojera es muy superior a nosotros. Las reglas del islam no se ven tanto a primera vista. El funcionamiento de la sociedad sin embargo está muy regulado con sus estrictas normas. Hay también una minoría reconocida de cristianos coptos con sus iglesias, un 15%.de la población más o menos. Integrados y respetados. La policía tiene sus órdenes, las cosas pueden ser muy expeditivas. Se nota una cierta crispación política. Se traduce con mano de hierro con los locales. El turista está en la luna y no ve nada, más bien protegido para evitar incidentes. Los ingresos del turismo son estratégicos para el país. Desde el COVID las cosas no van bien. Además, los altos precios de la alimentación aprietan mucho más los bolsillos de la gente. El conflicto con Israel y Hamás no ayuda al tema. Un polvorín o volcán dormido haciendo humo para avisarnos.

Nos aconsejan visitar a los Nubios. Tenían contactos con una familia ligada con el arte fotográfico, pinturas.

Los nubios son un grupo etnolingüístico de africanos indígenas de la actual Sudán y el sur de Egipto, que se originan a partir de los primeros habitantes de la zona central del Valle del Nilo. Se considera una de las primeras cunas de la civilización. Ubicado muy cerca de Asuán, visitar el Pueblo Nubio es un viaje al pasado y al modo de vida tradicional de una cultura milenaria que se desarrolló entre el sur de Egipto y el norte de Sudán. Actualmente, existen varios asentamientos y pequeños pueblos nubios situados en islas entre la vieja y la nueva presa de Asuán donde fuimos. Pero el resto se extiende a lo largo del valle del Nilo de toda la región.

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Tomamos el tren desde El Cairo hasta Asuán que está a unos 900 kilómetros al Sur. Un viaje diferente porque viajamos con los locales. Los turistas deben tomar otros trenes con precios mucho más caros. Los asientos de primera clase eran excelentes. No se entiende que quieren colocar a los turistas extranjeros en cabinas para cobrarles fortunas. No vale la pena. Nos ayudaron los locales a conseguir los billetes. Éramos los bichos raros en este tren. Observar a la gente y sus modalidades fue muy interesante en el trayecto.

Pasamos cuatro días con los Nubios.

Una habitación sencilla de huéspedes en una casa familiar. Una isla con muy pocos habitantes, una escuela con algunos profesores, pescadores y nada más. Ni una tienda. Las familias vendían directamente algunas manualidades. Llegamos con una lancha sencilla coordinando la hora de recogida con el taxi y el enlace con los amigos del Cairo. Fue interesante el cambio de ritmo. No hacer nada, caminar en la pequeña isla. Saludar a los habitantes. Viven de la pesca. Comidas abundantes, sanas, con té o agua. Ningún desperdicio. Gentes humildes. El turismo en desarrollo. Algunas huertas para vegetales. El resto lo compran a Asuán. De idioma nada, todo con gestos.

Una experiencia insólita con la certeza que no van a faltar clientes con el turismo que invade todos los sitios hoy en día. Dentro de unos años todo será diferente con más infraestructuras.

No hay coche ni carreteras. Senderos bien marcados de casa en casa, son núcleos familiares con varias casas. Viven de nada. Pesca, artesanía, turismo rural. Muchas subvenciones estatales.

Los paisajes son increíbles, los atardeceres, la calma. El agua transparente. Lugares con kilates de bienestar. Dejamos el islote con un recuerdo de buena gente. Un futuro mejor los espera. Un panorama natural especial. Todas estas islas nacen con la prensa original del Nilo cerca de Asuán. Se hizo la nueva prensa más alta y mucho más ancha a kilómetros más arriba dejando el viejo lago como está. Los terrenos fértiles de los Nubios fueron inundados, tuvieron que instalar sus casas encima de los islotes rocosos. Lamentablemente sin ninguna tierra fértiles. La miseria se apoderó de la zona. El turismo puede ayudar mucho a esa gente. En una de las islas vecinas visitamos un templo. La isla de File quedó sumergida en el siglo XX bajo las aguas embalsadas por la presa de Asuán, aunque bajo patrocinio de la Unesco los templos fueron desmontados, trasladados y reconstruidos en el cercano islote de Agilkia. Visitar estos sitios siempre impresiona.

Regresamos por la misma vía, pero está vez de día. Trece horas de viaje al lado del Nilo y la carretera. Bellos paisajes. Ese Nilo majestuoso, sus barcas con velas tradicionales, los barcos de turistas. Las tierras son muy fértiles, cereales, maíz, el algodón egipcio es el más fino del mundo. Un verde intenso en ambos lados del río. Poblaciones y pueblos muy activos. Luego el desierto. No hemos tenido tiempo suficiente para visitar Luxor y el valle de los Reyes. Lo dejamos para otra oportunidad.

Para nosotros fue un viaje de descubrimiento. Algo difícil de asimilar en tan poco tiempo. La cultura árabe, una dimensión nueva comparada con Marruecos que visitamos en varias ocasiones. La curiosidad sigue como un motor potente. Todo se nos hizo muy corto. Las ganas de explorar más siempre pican. Veremos si seguimos o cambiamos las coordenadas. Como un cuadro de pintura nos gusta pintar por parches en todas las esquinas del cuadro. Ver mucho del mundo nos interesa más que todos sus detalles. Ver todos los océanos, pero con algunos metros de profundidad. La visión global nos atrae mucho. Los detalles tienen importancia, el grado de observación de cada uno hace la diferencia en la profundidad del conocimiento.

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Jean Pierre

A Jean Pierre Maire siempre le persiguió la curiosidad. El deseo de conocer el mundo desde la temprana edad. Le apasionaban los mapas, se forjó entonces un verdadero camino hacia la singularidad, la independencia y la libertad. Tratando de influenciar sus decisiones para satisfacer sus necesidades. Es de esos que creen que el destino se puede forjar. Seguir la mayoría nunca fue su objetivo.Tuvo que surfear sobre la ola, caerse en el agua de vez en cuando. Aceptar los modales de la sociedad done vivia cada vez más decadente moralmente y tambien corrompida. Meter sus manos profesionales en el sistema con una doble agenda. He sido un cobarde egoísta de no levantarme contra tantas injusticias. Astuto en aprovechar las oportunidades, creciendo en las heraquias, buscando el mejor rendimiento económico con mi trabajo. Pudimos en familia vivir experiencias extraordinarias con condiciones privilegiadas. Quedan ahora estas vibraciones, estas maravillosas sensaciones de que queda más por ver, entender, que nada está terminado. Ahora jubilado, primero no deja entrar a este viejo en su casa como justamente lo dice el actor Clint Eastwood. La experiencia es un grado. La andadura es un regalo. Tuvo suerte, trabajando en varios continentes con puestos de  gerencia general en el sector industrial. Multinacionales suizas, suecas, canadiense. Autónomo unos años en Madrid. Un amante de la vida, de la familia, los deportes, la naturaleza.Subiendo montes y altas montañas, andar en la bici de carretera, maratónes. Motociclista apasionado desde siempre. El "yo" egoísta es visible en el camino. No es una forma extravertida como aparentar con aires superiores. Son estas cosas que me llenan, me divierten, me emocionan. Cosas solitarias. Me gusta aprender siempre cosas nuevas. Jean Pierre Maire, nació en Suiza el 18/12/1954. Vivo en Torrente desde 2017.

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