La historia universal muy carenciada se encuentra sobre ejemplos de estas características o, eventualmente, si los hubo, no vienen a mi memoria como mucho lo hubiese deseado, pero debo de suponer la existencia de ellos.
Tal vez vedados por la simple razón que, como para todo lo demás, las crónicas de las guerras -todas ellas-, encubren secretos, muy convenientemente ocultados por el simple juego de intereses, económicos y, sobre todo, políticos.
Y además porque antes, en virtud de la ausencia de la internet, las verdades eran en algunos casos simuladas y en otros disimuladas y, con idénticos propósitos.
Que, posiblemente, en el ámbito de la historiografía, en algún tiempo más, por los inapreciables y constantes avances tecnológicos, conocerán la luz.
Sin embargo, en esta contemporaneidad, contamos con altísimas posibilidades de inferir cosas que, antes nos era del todo imposible.
Y una de ellas, es precisamente concerniente a esta absurda resistencia ucraniana que, nadie seriamente está en condiciones de colegir.
Acaso por ello, he decidido, conforme a una nutrida colecta de datas que me fueron giradas entre la víspera y hoy más temprano, involucrarme en una simple hipótesis:
A sabiendas de que, los defensores ucranios sabían de antemano, acerca de la manifiesta superioridad e ilimitada imbatibilidad de los invasores rusos y, desde que cruzaron su frontera terrestre ¿por que no se rindieron, evitando así tanta e inútil devastación?.
Más aún, tomando en consideración que, apenas ocho años atrás tomaron Crimea y casi incruentamente.
Cierto es que, un principio universalmente aceptado nos ha enseñado que solo el hombre tropieza con una misma
piedra dos veces, por todo lo cual, percibo que, el público en general no se cuestiona demasiado este tipo de torpes
reincidencias.
Pero, quienes estamos avocados en analizar la cocina de la política, debemos de ser más escépticos que, los simples aficionados.
Descontaré en este escenario a las Corporaciones de la Prensa, porque en esencia, todas sin excepción ninguna , se esmeran por informar sin analizar lo intrínseco de cuanto dan a conocer.
Que, después de todo, es el cenit de los cronistas, esto es, la presencia de las cámaras y testimonios de todo lo que, sea noticiosamente útil, sin que, sea relevante que, todo lo informado devenga en fútil, por la notoria ausencia de un
deductivo razonamiento.
Muy a pesar de que, por los intereses creados corporativamente, volitivamente estén en conocimiento pleno de sus
inexactitudes fácticas, a saber, entre muchas otras -una indigerible-, como que, apenas el veinte por ciento del territorio ucranio se encuentra en poder de los rusos.
U otra, de igual calibre, como esa de: es probable que un contraataque revierta la derrota de los asediados y demás sandeces de un calibre bastante similar.
Todo lo cual nos acredita que, en estos días, es posible que, muchas cosas puedan conocer la luz, menos la verdad objetiva.
Los elementos de los que, me he abonado son varios y, he de principiar con el hecho cierto y probado que, más de la mitad del armamento liviano remitido por esta USA y la Unión Europea nunca arribó a Ucrania porque se desvió a facciones afines al africano grupo terrorista Boko Haram y por montos muy superiores a los dos mil millones de dólares.
Y es en pleno conocimiento de ello que, Bruselas acordó con toda su membresía, remitir a Kiev material de rezago,
como casi todo el stock residual del material bélico, sobrante en los países eslavos que, antes pertenecieron a la ex
Unión Soviética.
Por ello no es nada casual que, en cualesquiera de las remesas no se hayan incluido euros ni dólares.
Sin perjuicio de otros ítems más endógenos, como la negativa de Putin hasta hoy día, de ocupar la capital ucrania, a la que, solo ha ordenado hostigar con esporádicos bombardeos.
Deviniendo esa inexplicable demora, apenas como una forma bastante subliminal de irradiar en los vecinos una suerte de forzada nemotecnia sobre los horrores de la devastación edilicia e insuficientes corredores humanitarios.
Demasiadas coincidencias de modo tiempo y lugar, estas que, se contraponen a un mínimo concepto de un sentido común que, brilla por su ausencia.
No he podido acariciar el chequeo del nudo gordiano existente entre estos aparentes mortales enemigos, pero sin ellas, todo me hace suponer que, Putin requería antes de la invasión, algunas invaluables conquistas y propósitos.
Siendo la revalorización del rublo a niveles insospechados antes de ahora, tal vez el primero; constituyéndose en el oligopolio petrolero y gasífero el segundo y, posiblemente, la captura incruenta de Finlandia, Lituania, Letonia y Polonia, la tercera.
Pero evidente resulta que, para la configuración de un giro copernicano tan audaz, este mega plan requería de una insoslayable concupiscencia; de un infiltrado y, casualmente a consecuencia de tantos interrogantes, me pregunto...
- Cordialmente Carlos Belgrano.
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