La iglesia de Nuestra Señora del Carmen, sede de la Parroquia de la Inmaculada Concepción, ha sido el escenario de la misa por el descanso de su fundador, Francisco Franco, tras su exhumación del Valle de los Caídos y posterior entierro en Mingorrubio.
Los vídeos que reproducimos se centran en el responso, durante el cuál se ha hecho una exaltación de la figura de Franco y la enumeración de todos sus títulos y distinciones, incluyendo la de jefe del Estado. El responso ha sido aplaudido con fervor y gritos de “Franco, Franco”, expresiones que no encontraban eco en lugar sagrado -y si me apuran en parte alguna- desde hace cuarenta y cinco años.
En el exterior un millar de personas esperaban para mostrar su apoyo a la familia con idéntico entusiasmo; y ese entusiasmo recuerda que es peligroso excitar la nostalgia. Llevaban tantos años muertos Franco y el franquismo, sin que nadie se ocupara de dónde descansaban los tristes huesos de un anciano para muchos casi desconocido… Tantos años llevaba que impacta constatar cómo resucitan de repente, ya que no el hombre, al menos sí las ideas.
De repente el franquismo vuelve a estar presente, y la fuerza de esa presencia nos lleva a la reflexión de que el electoralismo de Sánchez ha conseguido para los adeptos de Franco esta serendipia; buscaba venganza y ha logrado resucitar un gigante terrible; más terrible aún que el que imaginaba Vizcaíno Casas, porque los hombres son susceptibles de ser traicionados, pero las ideas no. Las ideas nunca.