Yo quiero. Es el sueño de mi vida. Que me paguen y quedarme en mi casa tranquilito. Pues no, y alargando la edad de la jubilación, cada vez me lo están poniendo más lejos. Ahora parece que el ex niño mimado del PSG KylianMbappé está a punto de conseguirlo.
Le van a pagar 72 millones de euros por no hacer su trabajo. Me saca la envidia chunga or mi cuerpo para afuera. Y, además, con un regalito de 80 millones más, si aguanta sin trabajar hasta final de temporada. El sueño de mis sueños. ¿Se imaginan? Pasear el perro por delante de la obra en la que subías sacos de cemento el día anterior, sabiendo que vas a cobrar lo mismo que los que están colocando bloques y amasando. Eso es vida.
Pues esa es la noticia, el PSG ha decidido que Mbappe renueve contrato o cumpla el que tiene en vigor hasta 2024 sentado en la grada del estadio, viendo a sus compañeros partirse el lomo por intentar ganar la Liga Francesa (Ligue 1) de nuevo. La verdad es que sería irónico que, con Kylian en la grada, ganaran la Champions.
Nunca se sabe. Hasta el final del rabo, todo es toro. Esta semana decían que el presidente Sánchez tendría que ir al paro, y ya ven que puede renovar contrato. Aun así, no hago vaticinios, y menos de este culebrón que va para largo. Eso sí, como madridista me pronuncio: me gustaría ver a Mbappé de blanco; siempre que demuestre, como han hecho los demás, el color de su corazón. Si es blanco, para adentro, si es verde billete, que se lo queden y lo pongan en una vitrina.
