- Los aspectos psicológicos están presentes antes, durante y después de la enfermedad
- En la Jornada se muestran los beneficios de distintas intervenciones psicológicas y programas específicos para el tratamiento de la obesidad
- La Terapia de Aceptación y Compromiso se ha erigido en una novedosa alternativa en intervenciones conductuales, con mejores resultados a corto y largo plazo
- Abordar la obesidad como una única enfermedad, además de reducir la eficacia de los tratamientos, fomenta los estereotipos y la estigmatización
- España es el cuarto país de Europa con tasas más elevadas de sobrepeso y el tercero en obesidad en población general
Más de un centenar de profesionales y estudiantes se dan cita en las IV Jornadas Nacionales de “Psicología en el tratamiento de la obesidad”, una iniciativa formativa de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), que en esta ocasión cuenta con el apoyo de la Universidad Miguel Hernández de Elche.
Siguiendo la tendencia actual de las recomendaciones internacionales, los expertos reunidos en este foro exigen cambiar la narrativa en torno a la obesidad, proporcionar una formación académica adecuada para los profesionales de la salud y educadores sobre la complejidad de la obesidad y el impacto del estigma de peso en la salud del individuo, fomentar el uso de un lenguaje no estigmatizante, y promover actitudes saludables y relaciones positivas en las familias.
Lo último y más controvertido
Como detalla el Dr. Antonio Alcántara, psicólogo clínico y coordinador del Grupo de Trabajo de Psicología en el tratamiento de la obesidad de la SEEDO, “el objetivo de esta reunión esinformar sobre la temática a la luz de los conocimientos actuales, concienciar a los trabajadores sanitarios, y en especial, a los psicólogos sobre cómo enfocar mejor el abordaje de la obesidad, y, además, ofrecer nuevos recursos para ayudar a tratar de forma interdisciplinar esta enfermedad pluricausal”. Y es que, según demanda, “hay que comenzar a hablar de obesidades en lugar de obesidad como un término general, que a lo único que lleva es a fomentar estereotipos”.
Tal y como reconoce este experto,“los especialistas en salud mental que tratamos ‘obesidades’ sabemos que los aspectos psicológicos están presentes antes, durante e, incluso, después de la enfermedad, por lo que su comprensión y tratamiento implica disponer de conocimientos relacionados con la prevención y abordaje terapéutico, sobre todo teniendo en cuenta que estamos ante una enfermedad crónica y recurrente”.
Durante esta Jornada se revisan los conocimientos más actuales que afectan al manejo psicológico de la obesidad. El encuentro se vertebra entorno a dos mesas principales: “Actualización en intervenciones” y “El peso del estigma hacia las personas con obesidad”. En la primera de ellas se abordan dos intervenciones novedosas para el tratamiento de la obesidad, como es la Terapia deAceptación y Compromiso y el Programa ENTREN-F; en la segunda, se pone el énfasis en el estigma que sufren las personas con obesidad, aludiendo a su presencia en la literatura científicaya las experiencias de pacientes y los correlatos psicológicos en adolescentes. En el marco de estasJornadas también se celebra un taller, coordinado por las psicólogas Raquel Hernández y Elena Carpio, centrado en la entrevista motivacional y cómo puede aplicarse en contextos de salud.
Un paso adelante en intervenciones conductuales
Los datos epidemiológicos que se manejan en España en relación con la obesidad revelan que este problema de salud no sólo se extiende poco a poco, sino que alcanza casi tintes “epidémicos”. Como señala el Dr. Antonio Alcántara, “casi el 60% de población adulta en Europa tiene criterios de obesidad y en población infantil esta tasa se aproxima al 30%. Somos el cuarto país de Europa en sobrepeso y el tercero en obesidad en población general”. Por ello, apremia a “hacer algo más para dejar de estar en estos puestos de cabeza: hace falta un Plan Nacional y, luego, cumplirlo”.
Las intervenciones conductuales de pérdida de peso (que buscan la modificación de hábitos de alimentación y actividad física para generar pérdida de peso) han mostrado ser eficaces para reducir el Índice de Masa Corporal (IMC); sin embargo, a pesar de llegar a reducir entre un 5 y 10% el peso corporal, un tercio de los participantes no pierden peso, y la mitad de las personas que consiguen perder peso lo recuperan a los 5 años.
“En los procesos de pérdida de peso aparecen dos dificultades: por una parte, es muy frecuente que las personas se enfrenten a emociones negativas, como la pereza por hacer actividad física o la reducción del placer obtenido a partir de la comida; por otra, la pérdida de peso es también difícil de conseguir debido a los efectos del denominado ambiente obesogénico, con la presencia constante de estímulos que invitan a reducir la cantidad de actividad física que se realiza y a alimentarnos con comida no del todo saludable”, admite la Dra.María José Quiles Sebastián, del Departamento de Ciencias del Comportamiento y Salud de la Universidad Miguel Hernández de Elche.
Partiendo de esta realidad, las nuevas intervenciones conductuales, basadas en la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT, por sus siglas en inglés), se sitúan como una alternativa interesante para mejorar los resultados.“La ACT reconoce estas dos dificultades y propone estrategias basadas en la aceptación para hacer frente a las experiencias internas que aparecerán inevitablemente y que no podemos cambiar o eliminar”, explica el Prof. Javier Manchón,del Departamento de Ciencias del Comportamiento y Salud de la UMH. La toma de decisiones consciente, la defusión cognitiva (una técnica psicológica que busca ayudar a comprender la naturaleza de nuestros pensamientos) o vincular la pérdida de peso a los valores personales para fomentar la motivación sonaspectos diferenciales de la ACT frente a intervenciones conductuales clásicas y que resultan relevantes para que la intervención sea más exitosa.
Las evidencias disponibles en la literatura científica indican que la ACT consigue generar pérdidas de peso ligeramente superiores a las intervenciones estándar, con cambios clínicos de un 12-14% en la pérdida de peso corporal después de un año. A largo plazo, los resultados preliminares muestran que la pérdida de peso se atenúa a un 4,7%, pero sigue siendo mayor que el alcanzado con las intervenciones estándar (próximo al 3,3%), y más pacientes mantienen una pérdida de peso del 5%.
Pérdida de peso ‘a todo tren’…y en familia
Otro de los ejes temáticos centrales de esta reunión gira alrededor de un programa de intervención psicofamiliar dirigido al sobrepeso y la obesidad infantil, que en su inicio (año 2014) partió del trabajo con Pediatría en Atención Primaria. Ahora se denominaPrograma ENTREN-F, como metáfora de un ‘viaje en tren’ hacia la salud que incluye a toda la familia.
Según explica Marta Rojo, del grupo de Investigación ANOBAS de la Universidad Autónoma de Madrid, “se trata de generar un compromiso con la salud en el ámbito familiar dirigido a unas metas nutricionales y de actividad física, donde se evalúa de forma individualizada el papel de los factores psicológicos y familiares, con el fin de ayudar a regular a sus hijos. Incluye doce sesiones divididas en doce ‘estaciones de tren’, a través de múltiples dinámicas grupales”. En este caso, se lleva a cabo una aproximación de entrevista motivacional, con contenidos cognitivo-conductuales y teniendo en cuenta una perspectiva de género.
Luchando contra la estigmatización
Otro de los pilares temáticos sobre los que se asienta el programa de esta Jornada es la estigmatización asociada a la obesidad, donde destaca la presentación de los resultados delestudio WB-Sad, que pone relieve como éste es un problema que afecta a adolescentes de todos los tamaños corporales, “lo que destaca la importancia de implementar estrategias de prevención e intervención de manera generalizada”, apunta la Dra. DimitraAnastasiadou, investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB); sin embargo, añade, “queda clara la necesidad de prestar una atención particular a grupos vulnerables, como las niñas y los adolescentes con obesidad”.
En el caso de las niñas,se recomienda implementar estrategias específicas que aborden la idealización de la delgadez y fortalezcan su capacidad de resistencia contra las presiones sociales relacionadas con la apariencia física. “Esto implica la promoción de una imagen corporal saludable y una autoestima positiva”, subraya la experta de la UAB.
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